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Benjamín M. Ramírez || LA NOCHE DE LOS NAHUALES

by Benjamín M Ramírez

Supongo que ha percibido usted el embate, sin descanso, de los spots de las campañas políticas de los candidatos a la presidencia de la república. Cada uno promoviendo la plataforma común de sus respectivas coaliciones. El discurso, desde mi punto de vista, suena insulso, soso, pueril y alejado a las circunstancias del ciudadano común, aquél que se debate entre la inseguridad pública, el desempleo y la desesperanza, amén de la corrupción y los “logros” que se pregonan desde la residencia oficial de Los Pinos.

 

Para entrar en debate es necesario calcular —propongo aquí la lectura del libro “El hombre que calculaba”, de Tahan Malba— para conocer el monto total que se derrocha en manos de los emporios de las telecomunicaciones que, en nuestro país, se reducen a unas cuantas familias que controlan el acceso a los medios. Ahí, en esos entes de las comunicaciones, se queda el grueso del presupuesto público destinado a la publicidad oficial, misma que redunda en millones de ganancias para quienes ostentan y detentan el control de la información presentada, en ocasiones, tergiversada, cooptada, manipulada o mediada.

 

Así, los medios nos dan a conocer sólo lo que a los intereses de los Mass Media, les concierne que la audiencia vea o escuche, lea o perciba. No hay mayor mecanismo de control que la mediación de la información o como lo definen algunos autores como David Baldacci, la gestión de la percepción (usted puede tener acceso a completar el universo de ideas a través de la novela “Toda la verdad”).

 

Según la obra de Baldacci, la información se gestiona, se producen. Se calcula  la dosis (teoría de la aguja hipodérmica, la agenda setting) de la información y su impacto en los receptores a quienes se les “implanta” una serie de ideas, emociones o percepciones que, si bien son ciertas, estas son “guiadas” para que cumplan el cometido por el cual fueron gestionadas, dicho en palabras llanas, producidas. Crear la noticia, es más antigua que Matusalén.

 

¿Qué podremos  “percibir” entonces en el próximo debate?

 

De algún modo la cancha no es pareja. —Quien controla los medios tiene el poder—, ha quedado en la tienda de antigüedades, declarado vetusto e inoperante. Hoy se afirma que quien tiene la información tiene el poder. Información es poder. Entonces nos enfrentamos al momento en el que se “develará” algo “nuevo” a los ojos de la audiencia.

 

Puedo sostener —con mucho atrevimiento— que los candidatos menos favorecidos en las encuestas centrarán todo su “arsenal” en contra del candidato puntero, “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, —reza la conseja popular—.

 

Entonces algunos “trapitos” sucios de los aspirantes presidenciales “saldrán” a la luz. ¿Podremos entonces estar frente a verdaderas propuestas o simplemente veremos a los contendientes hacerse pedazos?

Lo que sí puedo asegurar, sin riesgo a equivocarme, es que se repiten a modo, los discursos vacíos de los contendientes, que en su afán de posicionar sus respectivas candidaturas presentan una serie de vaguedades, palabras llenas de oquedades, sin lograr el cometido principal que es “Optar por mí o mi partido redundará en un beneficio concreto a corto y largo plazo en tu modo de vida”.

 

“Disminuir el IVA en la frontera”, “abatir o combatir la inseguridad”, “acabar con la pobreza”, “empoderar a las mujeres”… bla, bla, bla… —hueco, sin fondo, sin impacto, fatuo, rayando hasta en la candidez y la ingenuidad—, como si estuviéramos a mediados del siglo pasado.

 

¿Verdaderas propuestas?

 

Sólo puedo escuchar lo que dos candidatos repiten haciéndole coro al puntero en las encuestas. A Margarita, el lastre que significa Felipe Calderón —ella lo ve con ojos de amor y como una fortaleza—, le resta popularidad de un hombre que, según la aspirante independiente, conoce a México pero que, desde mi opinión, dejó una estela —no la de luz— y un rosario interminable de cadáveres sembrados a lo largo de la república y que repite el gobierno en turno, incapaz o indolente para imponer el estado de derecho y el contrato social.

 

¿Será ésta la “gestión” que los poderes en turno desean que tengamos implantados en nuestro inconsciente? ¿El terror? No el provocado por el Estado pero sí, el permitido por el gobierno en turno. El miedo también se gestiona desde los avatares del poder.

 

Aún titilan en mi mente, cual estrellas fugaces, las promesas de Fox, de Calderón o las del actual presidente. Las de Carlos Salinas de Gortari están saliendo a la luz, —Que hable Veracruz—, —Que hablen los jóvenes—, y otras sartas de sandeces, seguirán apareciendo en pantalla, radio o de forma impresa, en una copia muy ad hoc para el aspirante priista al que no le ven rumbo ni impacto en los cuartos de guerra del Revolucionario Institucional. La única oportunidad del PRI radica en que es gobierno.

 

Meade estuvo en el Estado de México, un estado de la federación en donde los demonios andan más que sueltos. La incidencia de delitos de alto impacto continúan a la alza sin que poder alguno pueda contenerlo. No hablemos de Veracruz bajo el gobierno de Yunes. ¿Qué pueden prometer?

 

Espero y haya calculado el derroche del dinero destinado a los spot publicitario, spot por spot, medio por medio. Las ganancias quedan en los emporios de las telecomunicaciones. Ganancias en las que ni usted ni yo tenemos vela en ese entierro.

 

En el juego de la democracia no es que salgas a votar. La intención es provocar el hartazgo social (para que no votes) de tal modo que sólo los cuadros y el voto duro de cada partido puedan significar la diferencia entre la derrota o el poder.

 

Las encuestas también se gestionan.

 

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