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Opinión || José Carmelo Zavala Álvarez

by José Carmelo Zavala
  • Mayor emisora de gases de efecto invernadero, solo debajo de la energética

  • Este sector produce el 20% de las aguas residuales en el mundo

  • Una sola camiseta necesita 2 mil 700 litros de agua

 

Tijuana.– La industria de la moda no solo es la segunda que más agua usa en sus procesos, solo debajo de la energética, sino que produce el 20 por ciento de las aguas residuales que se generan en el mundo y es responsable del 10 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono que se lanzan a la atmósfera.

 

En marzo pasado autoridades de la ONU calificaron a esta industria como una “emergencia medioambiental”, por sus impactos negativos en el entorno y la salud.

 

En los últimos 20 años la producción de ropa se cuadruplicó, pero su tiempo de vida se redujo a la mitad y de los millones de ropa producida el 40 por ciento no es usada nunca

 

En el mundo, se fabrican cerca de 100 mil millones de piezas al año, pero el 90 por ciento no se produce localmente y se transporta muchos kilómetros desde su lugar de origen a su lugar de consumo; la industria textil es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero en el mundo, solo detrás de la energética.

 

Algunas estimaciones, señalan que la industria textil genera más emisiones de dióxido de carbono que las que producen todos los vuelos internacionales y el envío marítimo de mercancías juntos; además se impacta al agua, al generar 20 por ciento de las aguas residuales, sumando el lavado por parte de los consumidores.

 

La huella hídrica impacta, una sola camiseta necesita 2 mil 700 litros de agua en toda su cadena producción, desde su materia prima hasta llegar al consumidor, es el agua que una persona puede beber en 2 años.

 

El lavado se lleva micro fibras o pelusa de poliéster, nailon, además del mismo algodón o celulosa, así que los consumidores pueden aportar a los océanos medio millón de toneladas que pueden terminar en la cadena alimenticia y volver al consumo humano.

 

Citando a Birgit Lia Altmann, una de las analistas de la ONU que participó el mes pasado en un evento sobre moda y desarrollo sustentable, señaló que se requieren más de 10 mil litros de agua para producir un kilo de algodón, lo suficiente para solo unos pantalones vaqueros, y ello equivale al agua que consume un humano en diez años.

 

Según datos de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (Unece, en inglés), el 90 por ciento de la moda se transporta en contenedores, pero el transporte solo representa el 4 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de esta industria; el 70 proviene de la producción y otro 22 procede de los viajes de los consumidores para ir de compras.

 

La ropa que vestimos cada día impacta el medio ambiente y aunque al inicio la razón de vestir estaba asociada con protegerse de las inclemencias climáticas, eso quedó atrás y hoy no es muy difícil reconocer que la ropa está asociada a un valor estético, la moda, la temporada y, desde luego, la capacidad de comprar.

 

Hay un consumo promedio, agregó, de entre 9 y 10 kilos de ropa al año por habitante, así que en Tijuana pueden generarse unas 50 toneladas diarias de ropa que puede terminar como basura en el relleno sanitario, pero por fortuna Tijuana es un laboratorio vivo donde florece el mercado de segunda mano, lo que prueba que el futuro llega por las fronteras.

 

El reúso de ropa, ropa de segunda mano, es un mercado empujado a la informalidad con un argumento sanitario, pero en realidad es para proteger a la industria “nacional”, un tanto inexistente, y dificultando el comercio de segunda mano, como ocurre con los carros usados o con la madera.

 

Es algo parecido, añadió, al favoritismo que el gobierno da a la industria automotriz, poniendo trabas al comercio de autos usados, los yonkeros y las llantas, cada uno con alguna particularidad, pero en todos los casos sin ponderar en su justo valor el impacto ambiental positivo del ciclo de vida extendido, pero lo que aquí se hace por necesidad económica, en países europeos se implementa por su valor ambiental.

 

Ya es tiempo, de reconocer el valor del reúso y facilitarlo, desde luego que con normas y regulación que lo saquen del clandestinaje “oficial”, pero con políticas públicas claras que estimulen el reúso y faciliten el tránsito de estos productos, construyendo un mercado regional de segunda mano, el cual ya existe, aunque limitado y no justipreciado.

 

La marca Levi´s, es una de las que tienen programa de reciclaje de textiles, el cual consiste en invitar a sus clientes a depositar en sus contenedores especiales, ubicados en sus tiendas, zapatos o ropa de cualquier marca con la condición de que esté limpia, independientemente del estado de conservación.

 

Según afirma la marca, las prendas que aún puedan ser utilizadas serán revendidas en tiendas de segunda mano, mientras que el resto será triturado para servir como aislante térmico en construcciones, como relleno para muñecos de felpa o como fibras para nuevas prendas.

 

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