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Opinión || Iván Márquez

by Redacción

Eutanasia, una decisión responsable.

 

De todas las decisiones  que deben tomarse por aquellos que queremos a los animales, sin duda alguna la más difícil es la de la eutanasia. Soltar y concederles el descanso, comprender que  dejarles partir es un agradecimiento a su lealtad, actuar con madurez y no con el  egoísmo del apego, decir –vete tranquilo que yo estaré bien, desde el fondo de mi corazón… gracias por todo-.

 

Una decisión que definitivamente debe ser tomada con responsabilidad y respeto absoluto, asimilando que nada es eterno, que todo tiene un propósito y obedece al ciclo de la existencia comprendiendo finalmente que en su caso,  este es más corto.

 

Sin embargo, al momento de la toma de decisiones, hay a quienes el criterio no les alcanza y ven en la eutanasia la concesión divina para decidir sobre la vida de quienes continúan considerando como remplazables; por flojera, porque sobran o  son molestos, porque están enfermos y no quieren destinar recurso económico o energía a su rehabilitación, porque estéticamente ya no están enteros y mi favorita…porque ya están viejos y no son como antes.

 

Estas decisiones para nada extrañarían si vinieran de personas que no son empáticas con ellos, hasta cierto punto el costumbrismo normaliza el criterio y nos obliga a ser más tolerantes mientras los canales de la información y educación en el trato ético hacia todas las especies son abiertos; pero cuando la decisión viene de personas que se dicen amantes de los animales, entonces si se prenden todos los focos y se caldean las emociones; es en esa disyuntiva cuando nos cuestionamos, -¿Quién defiende a los animales de sus defensores?-.

 

La variante paternalista del egocentrismo en algunos casos nubla la razón y vemos en el descanso eterno la manera más efectiva de ahorrarle el sufrimiento a otros seres, pensamos que si no somos nosotros, nadie los ayudará quedando desamparados y por eso preferimos matarlos.

 

–Cuando menos su muerte será menos dolorosa que la que tendrán si continúan en la calle-, dicen algunos, -es que estaba sufriendo mucho y no pude soportar verlo así-, dicen otros cuando el pobre animal únicamente tenia sarna, una extremidad amputada o padecía de alguna enfermedad tratable; sin percatarse incluso que cuando llegan a quedar parapléjicos, la gran mayoría conserva la voluntad de vivir.

 

Nunca apliques la eutanasia solo por cansancio, pide siempre segundas o terceras opiniones, lamentablemente no todos los médicos veterinarios tienen la misma actitud profesional y algunos son aunque pese decirlo, flojos y derrotistas, mas cuando se trata  de animales de la calle.

 

 

Duele aceptar que en algunos casos, los animales manifiestan mayor fuerza de voluntad que sus protectores o dueños, que en comparativa, a ellos la vanidad y aceptación estética les importa un comino, si quedan con tres patas, ciegos, sordos o con daño neurológico son felices, su interés primordial de bienestar es de satisfacción inmediata, viven con singular alegría el “aquí y ahora”, solo piden una oportunidad y que verdaderamente te apliques al momento de dársela, si no puedes solventar los gastos de rehabilitación, entonces pide ayuda, hoy en día las redes sociales facilitan el trabajo, la clave es siempre ser honesto y  transparente para que el apoyo fluya sin problema.

Acompaña en su proceso a tu animal, igual que para nosotros el apoyo moral es la mejor motivación. Y si por alguna razón quedara discapacitado, entonces quiérelo con mayor razón porque lo que le aprenderás en esas circunstancias es invaluable.

 

Date la oportunidad de acompañarlo en su vejez, que es cuando su ternura resalta haciendo admirable la dignidad con la que encaran la madurez y recuerda por favor que la eutanasia… es solo para cuando ellos te indiquen con su actitud que no pueden más.

 

-Porque la decisión siempre será de ellos y solo de ellos-.

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