Algunos colegas estarán de acuerdo cuando digo que los escabrosos caminos del activismo están llenos de historias que parecerían estar especialmente diseñadas para hacernos claudicar, siempre que pensamos haberlo visto todo, aparece una nueva historia que supera a la anterior tanto en ingenio humano para ejercer la crueldad como en crudeza para no sentir remordimiento.
Sin embargo hay alicientes que nos regresan al camino porque después de todo es el sendero correcto, historias de redención como la que les cuento a continuación hacen que todo sencillamente cobre sentido, contestando toda pregunta que llegara a cruzar por nuestra mente.