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La enfermedad le ha arrebatado las ganas de vivir

by Fernando Chagoyán Kaplun

Por Fernando Chagoyán Kaplun

Tijuana a 1 de junio de 2022.- A lo lejos se escucha un llanto desgarrador. Es Griselda Esther Fierro Pérez, quien dice, vive el infierno en carne propia. El dolor tan insoportable, sus pies han sido consumidos por las llagas y la vida se le va entre lágrimas y sollozos.

A sus 51 años, esta mujer ya no quiere vivir. Dice que el dolor, la ceguera y la pésima calidad de vida provocada por la insuficiencia renal y la diabetes, le han arrebatado las ganas.

“Es que ni si quiera me puedo acostar, ni si quiera puedo comer, ni siquiera puedo tomar agua. Nada puedo hacer. Es mejor que me vaya ya porque ya no pueda” lamentó Griselda entre llantos.

Ángela, la única hija de Gris, se ha hecho cargo del cuidado de su madre desde que tenía 9. Ahora, 10 años después, continúa siendo su único soporte.

Su adolescencia se le fue rápidamente en el tiempo. Literal, dejó de estudiar, no puede trabajar ni salir con sus amistades pues el cuidado de su madre es 24-7, dice.

“Cuando salí de la secundaria decidí meterme a la preparatoria abierta para dedicarle aún más tiempo a ella, pero se me complicaba bastante. Cuando se enfermó mi papa, tuve que dedicarme a los dos.” Dijo la joven Ángela, que diariamente ayuda a su madre.

Hace 9 meses, el padre de Ángela falleció. Desde entonces, se quedaron sin la seguridad social, sin una pensión y prácticamente a la deriva.

“El dinero realmente, salía de donde se podía. La dializábamos cuando podía. Con ayuda de familiares, amigos. Hace poco, comenzamos a llevarla a una clínica particular para disminuir el costo, pero ha sido más complicado para ella por el traslado en la ambulancia” dijo Ángela quien invierte aproximadamente 5 mil pesos cada vez que debe llevarla a hemodiálisis.

Se han apoyado de algunos familiares, de amigos y gente samaritana como la señora Rafaela, quien hasta donde puede, aporta su granito de arena.

“En la forma que se pueda, moralmente, económicamente cuando se puede. Con mi compañía cuando se puede, de la forma que sea posible” dijo Rafaela Rodríguez, amiga de Gris.

Sobre los hombros de esta joven de apenas 19 años, ha caído la responsabilidad del cuidado y la atención que requiere su madre y que, prácticamente, la han rebasado. Los gastos sobrepasan por mucho la posibilidad que tiene de solventarlos y con las pocas ganas de vivir que tiene su madre, dice que ya no sabe qué hacer.

Si desea ayudar, puede hacerlo al teléfono 661 135 3776.

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