Por Fernando Chagoyán Kaplun
Tijuana a 09 de junio de 2022.- En una de las zonas con mayor pobreza de Tijuana, existe una escuelita. Nueva Esperanza, se llama. Ubicada en el cañón del padre, a un costado de la Vía Rápida Poniente.
Las paredes de madera, levantadas por los padres de familia. El piso, un tirado de concreto que también la comunidad escolar decidió a bien echar porque las autoridades ni sus luces.
En el patio donde juegan los niños, entre tierra y piedras, se levanta un techito de lona, acompañado de unas cuantas maderas, donde los jovencitos de sexto grado ensayan el baile de graduación.
Ante la falta de electricidad, la maestra Paty se apoya de una bocina inalámbrica. Al compás, niñas y niños se mueven entre ilusiones y pobreza.
“Carecemos, tenemos muchas necesidades. Hemos tenido algunas visitas por parte del gobierno, pero no hemos recibido apoyo en su totalidad y la energía eléctrica es necesaria. Ahorita los niños están agotados, es mucho el calor. A veces se sienten mal y pues nos urge un apoyo” Dijo Miriam Patricia Chávez, profesora encargada de la primaria Nueva Esperanza.
Son 117 estudiantes que buscan un mejor futuro, quienes, entre sudores, tierra y pupitres, mezclan conocimiento y esperanzas.
Las carencias eléctricas no permiten que las niñas, niños y docentes puedan hacer uso de las nuevas tecnologías, ni siquiera de un ventilador para sofocar el calor que para los menores es abrazador.
“Hay algunos niños que no alcanzan a ver. Uno como docente podemos aguantar con tal de educar, estar al pie, pero los niños sí están sufriendo” Dijo la maestra Paty, mientras se limpiaba el sudor de su frente.
De acuerdo a un estudio presentado por el Colegio de la Frontera Norte, Tijuana es la tercera ciudad que presenta mayor pobreza energética pues de las 26 mil personas que sufren de la privación de los servicios que brinda la energía eléctrica, el 22 % está en el municipio fronterizo, el 25 % en Mexicali y el 27% en Ensenada. El resto se distribuye entre San Quintín, Rosarito y Tecate.
Rigoberto García, es uno de los investigadores del COLEF y señaló que la energía eléctrica es un elemento fundamental para el bienestar y calidad de vida de la población. La carencia de estos elementos, genera una profunda desigualdad social.
“Prácticamente todas las actividades que realizamos nosotros, requerimos de los servicios que nos brinda la energía. El servicio que se requiere para el acceso a internet, para el servicio de entretenimiento e información, el servicio para conectar nuestra televisión, nuestra computadora, nuestro, radio. El servicio de higiene para poder tener una lavadora, el servicio de la cocción de alimentos. Necesitamos la generación de energía para la preservación de alimentos como refrigeradores” señaló el investigador del COLEF.
La incapacidad de un hogar para alcanzar un nivel social y materialmente necesario de servicios domésticos de energía, provoca que personas, como los estudiantes de la Escuela Primaria Nueva Esperanza, no puedan acceder a los servicios energéticos esenciales y provoca graves consecuencias en el bienestar de las personas.
