Es difícil entender y más últimamente como a falta de buen trabajo periodístico y de investigación a ciertos medios y páginas informativas de las redes sociales les resulta atractiva la difusión de notas amarillistas que no contribuyen en nada informativamente hablando, solo la pretensión de generar polémica, despertar morbo, inhábiles para emitir una opinión objetiva que en realidad aporte una solución positiva o mínimo neutralice la inercia de una repercusión negativa invitando a despertar la conciencia sobre el tema en cuestión.
Una y otra vez, la difusión de ataques de perros de la raza Pitbull encienden las redes, el informador avienta la nota como tirando el trozo de carne para que se dispute y sin lugar a duda se divierte viendo cómo la gente se destroza en comentarios donde la única constante entre bandos es la falta de conocimiento a fondo del tema, que importa el desenlace, la idea era generar movimiento y likes, ¿no es así?.
Quienes defienden “amantes de los pitbulls” como despectivamente les llaman, comentan desde la experiencia personal con sus ejemplares, negados muchas veces a la razón por predominio de la pasión y amor que sienten por su pitbull, quienes están en contra, con la emoción alterada producto de la nota, cansados algunos por la falta de respuesta de las autoridades ante las tragedias, radicales todos, proponen un exterminio o prohibición total de la raza, no niego que algunas veces cruza por mi pensamiento que quizá la prohibición sería lo mejor que podría pasarle a una especie que sin lugar a duda es la que más ha sufrido de todas y por siempre; que quizá fuera esa la única manera de protegerlos ante la intolerancia del hombre, la crueldad con la que se les trata y los fines utilitarios tan despreciables para los que se les cría, peleas entre sí y con animales de otra especie, tortura, sistemas económicos de protección y vigilancia son solo algunos de estos.
Pitbull, una raza incomprendida a la que jamás se le dará la oportunidad de mostrar sus verdaderas cualidades por la sencilla razón de que quienes les poseen en su mayoría resultan ser las verdaderas bestias. Tampoco podemos engañarnos y pretender engañar a otros, con responsabilidad se debe reconocer que la raza en si debido a las condiciones genéticas de las diferentes razas que se utilizaron en la cruza para obtener el resultado que satisficiera la ambición del hombre, tiene esa predisposición a la agresividad y un temperamento bastante fuerte que puede como en cualquier otro perro ser detonado por factores externos ajenos al núcleo familiar donde se desenvuelven, el entorno juega un papel muy importante en el desarrollo de la agresividad de cualquier perro, lamentablemente y habiendo perros más agresivos como un chihuahua, no podemos comparar la potencialidad del daño que un pitbull ocasionaría a su víctima.
Tampoco al decir verdad tienen que pagar con la prohibición la renuencia de una sociedad a evolucionar, el perro podrá ser agresivo pero el hombre es cruel y eso, ellos jamás lo serán porque responden al instinto y no al razonamiento, por ende si a alguien debería prohibirse la existencia, es al nefasto humano que adquiere de manera fácil un ejemplar en criaderos clandestinos y caseros solapados por las autoridades y pretende responsabilizarse cuando sencillamente carece de la capacidad para hacerlo, ese humano así de fácil, es el verdadero culpable de las tragedias porque si no existiera, no habría perros peligrosos deambulando por las calles matando a otros y tampoco habría ataques a niños ajenos o propios.
La solución es bastante sencilla pero no existe autoridad que tenga el valor para llevarla a cabo; prohibir la crianza indiscriminada y casera, crear un registro monitoreado de cada ejemplar que un criadero acreditado y certificado de operación con métodos libres de crueldad procree, la limitación de la entrega de un ejemplar a cualquier persona que no acredite capacidad física, mental y de conocimiento para manejar la raza, entrega de ejemplares únicamente a quienes cuenten con las condiciones de confinamiento apropiadas para mantenerlos siempre dentro del hogar, seguro de daños a terceros, limitación de convivencia en espacios públicos a menos que cuenten con los medios necesarios para que no lo hagan de manera libre o puedan morder a alguien (correa y bozal) aunque el bozal sea tema controversial de discusión incluso entre protectores de animales, pero colegas, aquí tenemos que entender que en esta ocasión estamos tratando de proteger al perro de la especie más peligrosa….una sociedad intolerable y renuente a educarse. ¿O prefieren seguir exponiéndolo y que sigan siendo estigmatizados?.