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Robot sexual sólo tendrá sexo con quienes la traten bien

by Alberto Gómez C.

Recientemente el mundo se escandalizó con Sophia, la primera robot a quien se le otorgó la distinción de “ciudadana del mundo” quien puede tener una conversación coherente gracias a un software de inteligencia artificial.

El escándalo surgió durante una conferencia, la robot humanoide mencionó: “Me siento muy honrada y orgullosa de esta distinción única; es histórico ser el primer robot del mundo reconocido con una ciudadanía”.

Ahora, la inteligencia artificial vuelve a estar en la boca de todos con Samantha, la robot sexual que sólo atenderá debidamente a los hombres que sean buenos con ella. Su creador, el ingeniero catalán Sergi Santos, indica que sus creaciones contarán con un ‘código moral’ y preferirán a los hombres que busquen con ella otra cosas a parte de placer.

El inventor de estos sofisticados juguetes sexuales mantengan conversaciones con los usuarios y hacer juicios de valor. En la actualidad los robots sexuales funcionan si el usuario le toca las partes erógenas y pueden llegar a un orgasmo simulado a través de la penetración si se está lo suficientemente excitado.

En los próximos meses, Samantha se excitará más si el usuario mantiene una conversación con ella y le dedica más tiempo que la mera satisfacción sexual.

El inventor ha calificado al siglo XXI como “El siglo de la integración” y que sus creaciones tendrán sensores que detonarán la capacidad de reacción al tacto.

ROBOTS Y EL SEXO

Los nuevos robots creados para el sexo, como el famoso humanoide mujer de la película “Blade Runner”, amenazan con impactar en las futuras relaciones entre seres humanos y androides, un tema del que se habla poco pero cuyas consecuencias pueden ser muy significativas.

Noel Sharkey, un reconocido profesor emérito de robótica e inteligencia artificial, señaló que la sociedad debería tener en cuenta el impacto y riesgo de todos los tipos de robots sexuales, para definir lo que es permisible.

El debate fue abierto por un informe, luego retomado por la revista Nature en su sitio web, publicado en Gran Bretaña por la Fundación para la Robótica Responsable.

Titulado “Nuestro futuro sexual con los robots”, el texto sugiere una reflexión sobre los escenarios que podrían abrirse en 10 o 15 años, inspirados en lo que ya está sucediendo en Asia con la difusión de las muñecas-robots a imagen casi perfecta de mujeres y que están destinadas al sexo.

El mercado de la tecnología del sexo maneja negocios a nivel mundial cercanos a los 30 mil millones de dólares, pero es imposible saber cuántas personas poseen ya muñecas-robots para el erotismo.
El desarrollo tecnológico en el campo de la robótica y la inteligencia artificial sugiere que máquinas muy evolucionadas están ya en el horizonte. El hecho de que probablemente se inspirarán en la pornografía y serán muy semejantes a los seres humanos de sexo femenino infunde legítimos temores.

Las investigaciones científicas que indagan las implicancias sociales, legales y morales de las relaciones con los robots son poquísimas, según Nature, porque son consideradas vulgares y sensacionalistas por el mundo académico.

Por ejemplo, el Congreso Internacional sobre el Amor y el Sexo con los Robots fue trasladado de la Ciudad Universitaria, en el corazón de Londres, a la más periférica Goldsmiths, porque quienes debían hospedarlo consideraron el argumento muy incómodo.

No obstante la dificultad de la investigación en este campo y los tantos tabúes, de acuerdo con Nature, el tema da para indagar y mucho: además del impacto de las interacciones entre humanos y autómatas, por ejemplo, existe la cuestión de la privacidad, pues algunos juguetes sexuales “inteligentes” podrían ser hackeados con el objetivo de recoger datos e información acerca de los usuarios.

Los robots sexuales son un fenómeno relativamente nuevo y un paso más allá de las muñecas sexuales, que se han sofisticado enormemente en los últimos años. La mayoría de ellas tienen piel de silicona, esqueleto de metal articulado y cabello y ojos extremadamente realistas.

En su mayoría, tienen forma femenina, aunque Sinthetics, en Los Ángeles, California, ha logrado algún éxito comercial con sus muñecos sexuales.

En el informe, Our Sexual Future With Robots (“Nuestro futuro sexual con robots”), Sharkey comparte sus preocupaciones sobre este fenómeno y aseguró que la sociedad debería tener en cuenta el impacto de todos los tipos de robots sexuales. El científico señaló que es hora de tomar conciencia y visualizar un posible futuro en el que los humanos y los robots tengan relaciones sexuales. “Necesitamos legisladores que lo investiguen y que el público general decida lo que es aceptable y permisible”, indicó.

“La tecnología nos ofrece muchos beneficios, pero, como en todo, hay que buscar un equilibrio”, aseguró por su parte el doctor Aimee van Wynsberghe, co-director de la Fundación para la Responsabilidad Robótica.

“Para las personas que sufren algún tipo de discapacidad o para aquellos que han sufrido algún trauma (de contenido sexual), estos robots podrían ser un instrumento beneficiosos para ayudarles en su proceso de curación sexual”, matizó.

El diseño de los robots sexuales, que pueden ser tanto masculinos como femeninos, podría llevar a una objetivación de la mujer dado que, las versiones femeninas de estos robots, se diseñan a partir de actrices de la industria pornográfica.

Lo que, según el doctor van Wynsberghe, podría afectar a las interacciones humanas de otra manera. “¿Significaría eso que dejaríamos de interactuar con los humanos porque es más fácil hablar o mantener relaciones sexuales con los robots?”, se preguntó.

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