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LA NOCHE DE LOS NAHUALES║Benjamín M. Ramírez

by Benjamín M Ramírez
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EL CÁNCER ES NUESTRO O GARROTAZOS A LA PRENSA EN EL SURESTE VERACRUZANO

No soy experto en leyes ni docto en cuestiones sanitarias, pero supongo que sería más fácil y factible que los niños –y personas en general– que padecen cáncer, ante la falta de insumos, principalmente quimioterapias,  interpusieran un amparo constitucional para obligar a la actual administración encabezada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador a cumplir con los afectados.

Sin embargo, para que tanto brinco estando el suelo tan parejo. Debo suponer que no existe personal alguna en el círculo cercano al Titular del Ejecutivo para orientarlo, y en suma, proponer la solución inmediata para evitar los contratiempos por los que atraviesan los pacientes en oncología.

De seguir con la dinámica del desabasto en los centros hospitalarios, los enfermos atravesarán un viacrucis más en la larga lista de obstáculos qué sortear aparte de la terrible enfermedad que los aqueja. Lo sé por experiencia con personas cercanas y puedo comprender, en parte, la situación difícil que deben soportar quienes tienen la desgracia de llevar el cáncer en su humanidad.

El Presidente, la Secretaría de Salud en particular, debe garantizar el tratamiento oportuno y expedito, que está avalada en nuestra Carta Magna, en caso contrario, estaría violando los Derechos Humanos a saber: derecho a la vida, a la salud y al bien superior de la niñez, entre otros derechos, según lo signado por el Estado Mexicano en los diversos pactos suscritos a nivel internacional en materia de Derechos Humanos.

La vida del enfermo de cáncer se deteriora continuamente, puede ser paulatino o con rapidez, dependiendo de la constitución corporal de cada paciente y el tipo de carcinoma. Lo que sí es cierto es que algunos tipos de cáncer no se pueden prevenir.

Y la demanda oportuna de los tratamientos para combatir cualquier tipo de cáncer también debe ser tarea y un compromiso que se debe asumir en el Congreso de la Unión. Es tarea fundamental del Estado Mexicano garantizar el libre acceso a la salud. Por el bien de los niños enfermos de cáncer que sean atendidos muy pronto y con la eficacia que el padecimiento requiera.

En otro orden de ideas, quiero expresar, a través de estas líneas, mi rechazo a la brutalidad policiaca y mi solidaridad con los integrantes de la prensa en el sureste de Veracruz quienes, literalmente, fueron reprimidos a garrotazos por los integrantes de la policía estatal, bajo el gobierno del morenista Cuitláhuac García.

No es la primera vez que se ejecutan estas acciones que violentan el Estado de Derecho que debe ser tutelado por las autoridades competentes. Prueba de ello fueron las acciones cometidas en contra de profesores inconformes y algunos elementos de la prensa que cubrían la manifestación.

En más de una ocasión fui víctima de golpes y represalias de guaruras, policías y elementos del ejército mexicano: durante un mitin del arranque de campaña de Miguel Alemán Velazco rumbo al gobierno de Veracruz. Sin decir agua va, elementos de la policía judicial vestidos de civil arremetieron contra un servidor mientras intentaba acercarme un poco más al gobernador en ciernes y, la que siempre llega de golpe, la sufrida por elementos del Ejército Mexicano durante una manifestación. En las dos ocasiones que comento los golpes siempre fueron en las partes blandas del estómago, como si fueran consigna. Prácticamente te dejan fuera de la jugada.

Para ese entonces no había comisión alguna para la defensa de los periodistas ni se establecían protocolos para la protección a los elementos de la prensa. Lo anterior, sin considerar las amenazas o acciones intimidatorias, tanto de elementos policiacos, mílites o funcionarios públicos, acciones cobardes que forman parte de los gajes del oficio.

Espero que los agravios cometidos en contra de los elementos de la prensa en cualquier lugar y momento sean castigados con la severidad estipulada en la ley.

Es mi deseo y mi  exhortación para que la legislatura local en Veracruz no apruebe la ley sobre ultrajes a la autoridad. Imagine a servidores públicos respaldados por artilugios legales como una ley hecha a la medida para justificar las arbitrariedades hasta hoy cometidas.

Concluyo augurándole a mi estado natal un mejor amanecer bajo autoridades sensibles, que velen por el bien común, siempre con apego a la legalidad, a la certeza jurídica y a la justicia. Considero que la sociedad ya tiene suficiente con la delincuencia organizada respirándole cerca de la nuca.

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