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LA NOCHE DE LOS NAHUALES || Por Benjamín M. Ramírez

by Benjamín M Ramírez

UNA POBRE MARCHA FIFÍ: LOS RICOS TAMBIÉN TIENEN DERECHO A DEFENDER LO QUE NOS ROBAN.

 

Él es un maestro albañil cuchara grande y su patrón es un burócrata de medio perfil en la administración pública. Ambos se ponen de acuerdo en los detalles de la obra, los montos de los materiales, los costos de mano de obra y uno que otro imprevisto por causas ajenas a una de las partes.

 

No hay contrato firmado de por medio. Es un acuerdo verbal y de buena fe. Ninguna de las partes estampa su firma ni se suscribe convenio alguno, ni planos ni detalles de la obra de por medio.

 

Durante la mayor parte de los trabajos de la construcción el patrón se ausenta y la toma de decisiones sobre el material o la obra en proceso se toma por una de las partes. No existía el Inbox, Nextel, Messenger o Twitter, ni siquiera el servicio de telefonía móvil.

 

Cuando se le preguntaba a la patrona siempre respondía que hasta que llegara su esposo. Pasaron los días y las semanas. Llegó la conclusión de la obra. Detalles ínfimos de construcción… Nada que no se pudiera arreglar con cemento y arena.

 

La novedad: al patrón no le pareció la obra. Y por lo tanto no podía pagar algo que no se había hecho “tal y como él lo había solicitado”. Un pago irrisorio de dos mil pesos, —antes de la devaluación del error de diciembre de 1994—, (cuando a nuestra moneda se le quitó tres ceros), semanas de intensos trabajos de construcción y un pago burlesco. ¿Pelear contra el incipiente rico?

 

El maestro albañil no tuvo más opción que “apechugar”, “hacer de tripas corazón” no tuvo más remedio que “caer del burro”. Aceptó sin chistear el denigrante pago ante las amenazas contundentes del que se ostentaba con “tener la bula”.

 

El todopoderoso burócrata de medio perfil, se atrincheró en una andanada de amenazas de demandar ante el “municipio”, —donde era juez y parte—, porque el maestro en ciernes no cumplió con sus obligaciones y podía purgar una condena, por daños y perjuicios, de diez años de cárcel.

 

Estoico, el albañil de cuchara grande soporto regaños e insultos, improperios, injurias y agravios, todo en paquete. Las lágrimas amenazaban con salir. La obra se calculó en más de cincuenta millones de pesos, (quítele obligadamente los tres ceros de devaluación), —el chalán ganaría veinticinco mil pesos por semana—. Toda la suma de pago se comprimió en los insultantes dos mil pesos.

 

Con la amenaza en los hombros, —tan pesada como diez bultos de cemento en la espalda—, el maestro albañil se retiró de la residencia del poderoso e influyente burócrata con las manos en los bolsillos, tan vacíos y desocupados como sus ánimos.

 

«—Ya me repondré. —Tanto trabajo y tiempo invertidos…

 

Y en el mundo de la construcción todo vuela. Así como cuando se cierne la arena, se calculan pesos y medidas.

 

«—Ese licenciado “no da su brazo a torcer”. Primero te contrata y te promete pagar lo que cobras. A ti, como a otros, “los hicieron primos”. Nunca cubre los salarios. Siempre sale con sus amenazas de que te va a meter a la cárcel y cobrar los desperfectos en su construcción. Así ha levantado su casa.

 

Lo recuerdo bien. Era el que llevaba la arena y el cemento. Era el chalán y tenía menos de ocho años.

 

Este es un solo ejemplo de la explotación que Marx define, en su propuesta teórica del materialismo histórico, como la explotación del burgués ante el proletariado. De la alienación o enajenación del rico ante el pobre. En una lucha constante por el poder. Y tener PODER es poder tomar decisiones.

 

Ahora la historia es al revés.

 

Quisiera comprender que hábilmente el presidente de la república, Enrique Peña Nieto, se esperó hasta que bajara el telón de la obra —mediática— magistralmente montada. ¿Por qué no concluyó el NAIM en los seis años de su mandato? ¿Por qué los costos se elevaron, se duplicaron, se triplicaron? ¿Por qué Texcoco?

 

Los vicios en los cimientos, lo que se construye bajo el suelo no se puede detectar, por eso en materia de construcción existe un seguro “por daños y vicios ocultos”. El gabinete en pleno estaba seguro que las obras en el NAIM se iban a cancelar. Por eso dicen “un porcentaje de avances” cuando la realidad es otra. No es sólo la cancelación del NAIM que con justa razón el presidente electo otorgó el PODER, poder decidir, a una masa multiforme, que ignora de presupuestos, de tasas, gravámenes, IVA, ISR, ISPT, IEPS, y otros impuestos que llevamos a cuestas. Y en demasía.

 

Por un lado, un patrón oneroso, por el otro un gobierno cicatero y en frente están los que siempre tienen que cargar los costos de lo impuesto por los ricos. Hoy existe un nuevo censo por los ignorados “damnificados” por un huracán  llamado “Morena”, con categoría “treinta millones de votos”.

 

Por eso aplican un plan emergente BBVA-II, BMV-II, y la ola migrante y lo último en el 11:11:11 una marcha pírrica, una pobre marcha fifí, —escasa concurrencia— cuya consigna era la devolución  de su NAIM, sus modos dispendiosos  de llevar la vida a costa de los esclavos del dinero, del poder económico y de los servicios financieros.

 

Hoy el senado traza un nuevo rumbo, ante lo que se ha considerado siempre la usura en el sistema bancario del país. El citadino no cuenta con verdaderas opciones bancarias en donde no se convierta en un usuario cautivo y dependiente de lo que marca la balanza comercial y la banda de flotación.

 

Ante estos inconvenientes de las pérdidas, a modo, de la Bolsa Mexicana de Valores, BMV, se debe emplear las teorías dinámicas de Nash. Las teorías del equilibrio de Nash pueden aplicarse muy bien en estos momentos y días de transición. Nadie pierde en la BMV, a menos que no sepa jugar Monopoly.

 

Y en un país como el nuestro, la administración saliente, es recelosa en aplicar la ley y la política en migración. Al trato de los ilegales que me ha correspondido observar por parte de la autoridad competente dista mucho del trato cuidadoso y amable que se le otorga a las caravanas migrantes. Con ello se instaura un precedente de que cualquiera puede pasearse por nuestro suelo sin cumplir las reglas del país receptor. En suma, es un gobierno que decidió ser “gobierno pollero” en lugar de ser, a cabalidad, un gobierno de instituciones.

 

Repruebo de manera personal y solidaria cualquier atentado contra una vida joven. La sangre de los inocentes reclama justicia en toda su “desaparecidad”. Una república que permite matar las esperanzas no puede exigir un futuro promisorio.

 

En la marcha fifí,

«—No fueron uno, no fueron cien. «—[…] inche gobierno, cuéntalos bien…

«— El que no salte es fifí. —El que no corra es fifí…

 

Ya podremos registrar en la historia patria nuestro propio 11:11.

 

Por último, mi estimado Nahual, tal parece que a Nayarit a nadie le importa.

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