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Transiciones || Dr. Víctor Alejandro Espinoza

by Redacción tijuanaenlinea

Este viernes 23 de marzo se cumplieron 24 años del asesinato de Luis Donaldo Colosio, el candidato del PRI a la presidencia de la República.

 

Como todo homicidio de un personaje público, la sombra de la duda sobre el o los autores intelectuales nunca se disipó.

 

La mayoría de los mexicanos que vivieron el magnicidio creen que la orden provino de Los Pinos.

 

Además casi nadie acepta que se trató de un asesino solitario o que la persona encarcelada como el asesino material, Mario Aburto, sea el mismo a quien aprehendieron aquella tarde en Lomas Taurinas, una colonia marginal de la ciudad de Tijuana.

 

El “sospechosismo” es una característica muy enraizada en la cultura popular en un país donde la mayoría de los homicidios quedan impunes.

 

Más allá de la discusión sobre los asesinos intelectuales o materiales de Luis Donaldo Colosio, la pregunta parece imponerse: ¿Qué queda en el PRI del ideario de Colosio? ¿Qué cambió ideológicamente en su partido desde aquél trágico año de 1994?

 

Colosio, quien había sido Secretario de  Desarrollo Social durante el último año y medio previo a su destape como candidato presidencial, fue el artífice del Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol), la gran apuesta de Carlos Salinas de Gortari.

 

Se trataba de compensar en lo social y económico las consecuencias del modelo económico impulsado desde el sexenio anterior (de Miguel de la Madrid Hurtado, 1983-1988).

 

La retirada del Estado de las actividades económicas traería consigo una mayor marginación social, para evitarlo se apostaba por el Pronasol, un programa especial en el que el gobierno ponía recursos técnicos y financieros y las comunidades mano de obra.

 

A este esquema de coparticipación se le llamó “Liberalismo Social”.

 

Hoy se tendría que rebautizar y denomina “Populismo”.

 

La gran paradoja es que los pioneros del neoliberalismo, de manera destacada Carlos Salinas de Gortari, acuñaron términos como el de Liberalismo Social para tratar de justificar que los cambios en el modelo económico se hicieron a nombre de la Revolución Mexicana y que el ámbito social no sólo no saldría afectado, sino mejoraría. La justicia social como justificación de las privatizaciones.

 

El célebre discurso de Luis Donaldo Colosio el 6 de marzo, a escasos días de su muerte, parecería el último estertor de un priismo crítico, preocupado porque el modelo neoliberal que impulsaban, ahondaría los desequilibrios y las desigualdades sociales.

 

Hoy, el PRI ha dejado de lado el compromiso social, sobre todo porque el modelo neoliberal es incompatible con la justicia social.

 

Nunca sabremos si Colosio hubiera realmente dado marcha atrás a la visión privatizadora que se instaló como la filosofía hegemónica al interior del partido desde 1982.

 

Lo cierto es que hoy, no quedan vestigios, al menos en el grupo dominante, de un ideario que al menos tratara de hacer compatible el desarrollo económico con la redistribución del ingreso. Pronto se instaló en el centro del discurso que ello era pernicioso, que era “populista”.

 

Por más que cada 23 de marzo, aniversario del magnicidio, se tomen la foto delante del monumento a Colosio, las referencias a algún pensamiento “colosista” se han desvanecido.

 

Todo lo que sea crítica al modelo neoliberal es tachado inmediatamente de populista.

 

Es más, los priistas que piensan que la intervención del Estado en la economía es necesaria, lo hacen prácticamente desde la clandestinidad.

 

 

En la denostación del “populismo” los priistas hegemónicos se han hermanado con los “comentócratas” oficiales nacionales y extranjeros.

 

Hoy si alguien alza la voz contra el modelo neoliberal, inmediatamente es calificado como populista.

 

Incluso en campaña, los políticos hacen su propaganda rechazando toda intervención estatal como una “distorsión” potencial de las bondades del mercado.

 

Las políticas (que ellos llaman públicas) no deben pasar por la redistribución de la riqueza, para eso está el mercado.

 

Sus enemigos son el “populismo” y quienes critican el modelo económico perfecto.

 

La religión se llama liberalismo sin adjetivos; desde luego no puede ser “social”.

 

En ese contexto, ¿Que queda de Luis Donaldo Colosio en el PRI?, Nada, absolutamente nada.

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