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Miles de mujeres mexicanas se movieron

by Carmen Acebo

CDMX.- Durante la marcha por el Día Internacional de la Mujer en la Ciudad de México, miles y miles de voces de mujeres mexicanas resonaron este 8 de marzo exigiendo justicia ante la incontrolable violencia de género que se vive en el país.

Las manifestantes partieron del Monumento a la Revolución, donde madres de víctimas de feminicidios se dirigieron al contingente para exigir en un solo grito justicia para todas las víctimas de feminicidios y para las desaparecidas en México. La marcha culminó en el zócalo de la capital del país, donde quedó de manifiesto el hartazgo y la desesperación por la situación de violencia hacia las mujeres, que ya se ha vuelto insostenible.

Exigen impartición de justicia con perspectiva de género

Lorena, madre de Fátima, niña de 12 años que fue violada, torturada y asesinada por tres vecinos en Lerma, Estado de México, participó en la manifestación, donde pidió que todos se solidaricen, que sientan sororidad y empatía hacia las madres de las víctimas: «Luchamos por justicia y verdad en este país rebasado por la delincuencia, por la impunidad y por la misoginia».

Lorena desgarró su voz para decir que todas y cada una de las personas que están ocupando lugares en el sistema de impartición de justicia, así como en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, sean capacitadas con perspectiva de género.

Expresó que no es posible que no hayan juzgado un caso como el de su hija con perspectiva de género y que no es posible que la jueza haya dicho que no podía clasificar como feminicidio el caso porque no sabía si Fátima, a la edad de 12 años —cuando fue asesinada—, ya contaba con su periodo.

«La familia de Fátima luchamos por justicia. Somos una familia desplazada. Vivimos como prisioneros dentro de nuestro propio país, porque hemos sido amenazados de muerte dentro de las salas de audiencia, poder que ejercen en contra de las familias víctimas de feminicidios en el Estado de México», denunció la señora Lorena.

El feminicidio de Fátima ocurrió el viernes 5 de febrero del 2015 cuando regresaba a casa de la secundaria, «cuando tres de mis vecinos se sintieron con derecho de arrebatarle la vida a mi niña», llora y grita la mamá de Fátima.

«Fátima era una niña que solo venía de estudiar a las 2:40 de la tarde —narra su madre—. Los tres la interceptaron, la privaron de la libertad, la torturaron, la violaron, la lapidaron y la semienterraron; violaron en superioridad numérica a una niña, a una niña que el Estado no le garantizó la seguridad de ir y regresar con vida a casa», en voz de su madre.

«En este momento yo marcho aquí, y nos van a ver juntas, por supuesto que nos van a ver juntas. Ya no callaremos. Ya no más silencio. Nosotras solo queremos justicia. Esa verdad que ellos buscan. Fátima no merecía morir de esa manera. A Fátima el Estado le debe, está en deuda con Fátima y con todas las niñas y mujeres asesinadas en este país».

Esta es una revolución

La madre de Diana, víctima de feminicidio en el Estado de México, acusó que se atreven a querer reclasificar los feminicidios, y exige que capaciten tanto a magistrados, como a ministerios públicos, jueces, al fiscal general de la república y al mismo presidente en perspectiva de género: «Todos ellos son misóginos y cobardes al juzgar los casos de nuestras hijas, al no dictar sentencias que sienten precedentes de no repetición», subrayó.

Al participar en la marcha, dijo que el papel de la mujer es fundamental en el activismo, sobre todo el de las madres de víctimas de feminicidios en México y en el mundo. Dijo que no solo encabezan los movimientos, sino que la lucha feminista ha tomado parte en todo, desde el combate al feminicidio, al capitalismo, al ecocidio, al racismo, al imperialismo y a la homofobia: «Esta es una revolución, y somos las mujeres quienes la estamos logrando», aseguró.

Romper la cadena de impunidad

Otra de las manifestantes que alzó la voz justo antes de partir del Monumento a la Revolución afirmó que a las mujeres las quieren culpabilizar porque rompen con todos los roles: «La cruz significa que no queremos más sacrificios; es el símbolo de la libertad, de que las mujeres vivan tranquilas y libres, que nadie decida sobre su vida».

Pidió que se apliquen de inmediato los protocolos de atención y acción frente a los delitos de violencia sexual, que vulneran los derechos humanos de las mujeres, y aseguró que estos han surgido porque es lo que la sociedad ha pedido que tienen que hacer las autoridades.

Además, dijo que a partir del 8 de marzo verán juntas a defensoras, a familiares y van a señalar a las autoridades corruptas, ineptas, machistas: «No vamos a permitir que juzguen sin perspectiva de género para que no dejen a los agresores libres y rompamos la cadena de impunidad contra las mujeres. Nos van a ver juntas. Continuaremos de la mano, de nuestros propios derechos y de las mujeres que vendrán».

Asimismo, hizo hincapié en que esto es el reflejo de lo intolerable que se ha vuelto la violencia, que no debería ser tolerada: «Las mujeres nos vamos a proteger, nos vamos a acompañar, eso es la sororidad, para que este caminar no sea tortuoso».

Dijo que todas las presentes luchan por tener una sociedad que respete los derechos humanos: «Estamos aquí por los derechos humanos de las mujeres, que se garanticen nuestros derechos, libertades y seguridad».

Las mujeres mexicanas merecen una vida libre de violencia. A decir de las manifestantes, no pueden seguir pasivas. Advirtieron que van a ver juntas a las mujeres con un clamor de dolor, porque hay mucho dolor y mucha rabia, pero también hay indignación: «Tenemos esta esperanza de que México va a cambiar, porque vamos a tomar las calles, denunciar y ya no nos vamos a quedar calladas; todas y todos lo necesitamos».

Fuente: Debate.com

 

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