Por Crisstian Villicaña
Tijuana, BC, a 10 de octubre del 2022.- A veces los proyectos destinados para que la ciudad tenga una mejor imagen no se presentan o en el peor de los casos se inician por parte de las autoridades, pero no se concluyen, dejándose en el olvido, tal como ocurrió con el Zócalo 11 de Julio.
Ubicado entre Palacio Municipal, la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) y el puente de la Canalización del Río (El Bordo), la infraestructura pasó de ser un espacio destinado para servir como plaza pública a un lugar donde las personas en situación de calle han encontrado una especie de refugio.
No importa la hora ni el día en la que se pase por el inconcluso Zócalo 11 de Julio, es común ver personas, en especial hombres, durmiendo en el espacio.
Otros, visiblemente bajo el efecto de una droga o alcohol, también aprovechan que no hay nadie que le dé uso.
La seguridad es nula pese a la cercanía con el Palacio Municipal y la Facultad de Medicina de la UABC, ambos lugares utilizados por cientos de personas, el primero por la ciudadanía, mientras que el segundo por universitarios.
Al interior del Zócalo hay una especie de cuartos que funcionan como escondite para aquellos que buscan pasar el día o la noche, o utilizar alguna droga, siendo la heroína, el fentanilo y las metanfetaminas las más utilizadas por la población de “El Bordo”, la cual, por su cercanía, es la que más utiliza la infraestructura sin terminar.
El Zócalo 11 de Julio pasó, pues, de ser un proyecto para darle mejor cara a Tijuana, a ser uno que la empeora.
