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Se ahogaron ante miles de bañistas y nadie los vio

by Alberto Gómez C.
Fotografía tomada de Redes Sociales

Samantha y Erik, caminaron y jugaron en medio de miles de bañistas y decenas de vendedores ambulantes, pero nadie los vio cuando se ahogaron.

Alrededor de las seis de la tarde del domingo 1 de abril, los padres de Erik de nueve años de edad, se percataron que su hijo no estaba. Samanta, una niña de 12 años, vecina de la familia, los acompaño a la playa con permiso de su familia, a ella tampoco la encontraron.

Primero la duda, después la desesperación, gritaron sus nombres, corrieron por todos lados, hasta que un niño les dijo que se los había llevado la corriente.

La playa conocida como El Bebé, en el municipio de Playas de Rosarito, es una de las zonas más peligrosas para la recreación. Las corrientes de retorno forman hoyos profundos en la arena ahí cayeron los menores y después fueron arrastrados por la corriente, eso fue lo que paso dijo Damián Pérez, salvavidas de Rosarito.

Una hora después del reporte a las autoridades, a un kilómetro de distancia, el mar regresó a Samantha, su cuerpo sin vida flotaba entre las olas. El equipo de salvavidas realizó las labores de rescate. La niña que horas antes jugaba y se regocijaba de alegría, quedó tendida sobre la arena, inerte, como mirando al cielo, cubierta con una sábana ante la mirada de cientos de turistas.

El Agente del Ministerio Publico se presento en el lugar y dio inicio a la carpeta de investigación, el Servicio Médico Forense levanto el cuerpo y se lo llevo, pero Erik no apareció.

Las labores de búsqueda se suspendieron al caer la noche del domingo, para la mañana del lunes se integraron personal del Ejército Mexicano y de la Marina. Recorrieron a pie y dentro del mar desde las instalaciones de PEMEX, hasta los límites con el Municipio de Tijuana -Las corrientes van hacia el norte, el cuerpo seguramente saldrá por allá, tal vez por Tijuana- dijo Héctor Castelán, Director de Bomberos, quien acompaño todo el tiempo a la familia de Erik.

Los padres de Samantha se hicieron cargo de los trámites para reclamar el cuerpo de su hija, ya no regresaron a la playa.

Parado en una piedra, a unos metros de la arena, un hombre con el rostro desencajado observaba fijamente al horizonte, como esperando ver a su hijo Erik de regreso, como esperando que todo fuera un mal sueño No quiero decir nada, ya para qué, yo tengo la culpa de haberlos traído a esta playa No dijo más.

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