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LA NOCHE DE LOS NAHUALES || Benjamín M. Ramírez

by Benjamín M Ramírez

CATRACHOS: UNA MIGRACIÓN ANUNCIADA, ENTRE EL CAOS Y LA ESPERANZA.

 

Coincidimos rumbo al trabajo. Siempre son tres. A veces caminando. Ahora conducen un auto compacto con placas de California. Viven en Tijuana, en esta frontera en donde se han arraigado. La tez negra los delata y aún más, la calcomanía que traen en el parabrisas trasero, RHT, Radio Haití en Tijuana.

 

Llegaron con la inmensa ola migratoria de haitianos procedentes de Brasil. Los cálculos, no oficiales, en su momento, más de 20 mil. Sólo algunos lograron obtener una visa humanitaria del gobierno norteamericano. Los demás empezaron hacer la vida en esta frontera.

 

Los veía —en innumerables ocasiones— limpiando parabrisas en los cruceros, vendiendo cualquier “cháchara”, en puestos callejeros de comida, y lo más asombroso para mí, verlos como maestros, impartiendo clases. Siempre, de tres en tres. Algunos dicen que ya erigieron Puerto Príncipe en Tijuana. Ya tienen la radio, falta su propia constitución.

 

Sobra decir —que a pesar de las problemáticas inherentes a la frontera— Tijuana siempre será una ciudad que le brinda oportunidades a cualquiera con la condición de que la acepte tal cual es.

 

La vida me ha brindado la ocasión de ayudar —en su momento— y dentro de mis posibilidades, a los migrantes que han cruzado por mi pueblo. Familia, amigos y conocidos han tendido los lazos necesarios para hacer que el tránsito por nuestro municipio sea esperanzador: alimentos, techo, ropa y otras necesidades han sido cubiertas por gente solidaria.

 

Ellos siempre han sido amables, trabajadores, honestos, acomedidos y agradecidos. He perdido la cuenta de cuántas personas han permanecido en casa —o en casa de amigos— por un período considerable de días hasta que se deciden salir para llegar a su destino en los Estados Unidos de Norteamérica.

 

En innumerables ocasiones he visto la manera como los agentes del INM han bajado de los autobuses y de los aviones, a los pasajeros indocumentados. Siempre los delata el habla, los modismos, el tono de voz, su fisonomía, el desconocimiento de la historia patria o no cantar el himno nacional mexicano.

 

Muchas de las veces las garitas del INM son verdaderos campos de concentración: hacinamiento y hambre, la falta de higiene, el maltrato físico y psicológico constituyen la ración del día. “La vida breve y precoz de Sabina Rivas”, se queda corta frente a las verdaderas historias de terror que han padecido los miles de centroamericanos que han tenido la osadía de cruzar suelo mexicano.

 

Polleros, maras y oficiales de gobierno, las condiciones geográficas, hidrográficas y climatológicas constituyen en sí, un verdadero viacrucis  para el migrante. Lo padecen más las mujeres y los niños.

 

En una ocasión —en la parroquia— se celebraron las fiestas patronales y las primeras comuniones. En casa estaba dispuesto un refrigerio destinado para los compadres. Le indiqué a un amigo que ya lo esperaban. Se acercó con tres personas más. Se disculpó. Comentó que le daba pena ir a comer mientras que los que lo acompañaban no habían comido: «Que si podía invitar a sus amigos». De inmediato dije que sí. Mi madre asegura: “donde comen dos, comen tres”. “O, si no alcanza habrá que echarle más agua a los frijoles”. Mi amigo ya había “acomodado” a otras cuarenta personas con otras familias que celebraban las festividades patronales.

 

Es mi pueblo, siempre solidario.

 

Hoy las imágenes han dado vuelta al mundo: son miles de centroamericanos: hondureños, salvadoreños, haitianos y de otras nacionalidades. He leído opiniones a favor y en contra.

 

En la mesa, durante la comida, me  pidieron la opinión sobre los migrantes. Les comenté que fuera del humanismo, de la ética, de la fe que profesamos y la solidaridad con el prójimo, existen instrumentos legales a través del derecho internacional que obligan a los países a ejercer determinadas políticas públicas sobre el migrante: la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Estatuto de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, la Convención de 1951 y el Protocolo de 1967 sobre el Estatuto de los Refugiados, ratificados por el Estado mexicano.

 

Imagina tu casa, sostuve. En casa existen determinadas reglas que debemos cumplir, existen tareas, comisiones, obligaciones, derechos y compromisos. ¿Cómo organizamos el servicio sanitario, el hospedaje, la alimentación, la limpieza, el esparcimiento, los servicios de salud y la educación?

 

Ahora, es tu casa. Los que vivimos en ella sabemos los sacrificios que hemos hecho para mantenerla en pie, tenemos reglas que cumplir. Cualquiera puede venir y solicitar apoyo y probablemente se lo brindemos de forma solidaria.

 

Ahora imagina que no sólo te piden ayuda. Solicitan quedarse en tu casa con toda la dinámica que la convivencia diaria implica. Lo anterior, si se requiere de manera pacífica. En caso contrario ¿si la petición se vuelve violenta y con rapiña? ¿Aplicarías tus reglas? ¿Invocas o apelas a la ley? ¿Les demandarías que se vayan?

 

Ahora ¿Cuántos hermanos nuestros, connacionales ellos, sufren vejaciones y la falta de oportunidades por el sólo hecho de ser diferentes? ¿Indígenas? ¿Pobres? ¿Personas de la tercera edad? ¿Mujeres? ¿Niños? ¿Y los desplazados de los Altos de Chiapas? A ellos ¿a quiénes les importan? Son invisibles a pesar de estar en casa. Sufren la discriminación y el maltrato a pesar de ser de los nuestros.

 

Estoy consciente del mensaje de la parábola de “El buen samaritano”, del amor al prójimo”. En sí, de los valores de la tradición cristiana y del social-cristianismo; de los compromisos internacionales vía tratados que el Estado mexicano ha firmado y reconoce los derechos y obligaciones en materia de migración. También soy consciente del compromiso que asume el Estado de brindarles lo mínimo necesario que las personas demandan en su estatus de migrante.

 

Consciente también de la insensibilidad del gobierno en turno por sus ciudadanos que apelan también a una oportunidad, y por derecho, porque son de casa.

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