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Opinión || Jesús Monje Benítez

by Redacción

La ruta hacia el Bienestar (2ª de 7 consideraciones)

Dando seguimiento a esta serie de artículos intencionados para la adopción de una cultura personal basada en la salud, te presento la segunda consideración de “la ruta hacia el Bienestar”, (si eres un lector nuevo le invito a revisar el artículo anterior relacionado).

 

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2. Percibe tu cuerpo, atiéndelo y cultiva sus aptitudes.

 

El cuerpo, nuestro organismo, comienza su formación desde la fecundación y al cabo de 9 meses está listo para ponerse, de forma más directa, en contacto con el mundo. Como seres humanos solemos contar nuestra edad en años y este tiempo se ve reflejado físicamente, pero olvidamos que como sistema funcional es de los más sofisticados dentro del reino animal y sus cualidades se han forjado por miles de años, de tal forma que nuestros objetivos biológicos sean facilitados, tales como la supervivencia y la conservación, entre otros.

 

Hagamos un pequeño ejercicio, tome una hoja, un lápiz y enliste en 10 minutos aquello que hace su organismo por usted todos los días. (Continúe la lectura hasta haber concluido el ejercicio).

 

Si transcurrieron los 10 minutos y usted enlisto menos de 15 cosas, significa que existe un considerable desconocimiento de lo que es su organismo y las grandes ventajas que representa para alcanzar sus objetivos de vida, también puede significar que su percepción sobre sí mismo es deficiente, pero en lugar de preocuparse por el alto riesgo que dicha situación acarrea, mejor ocupémonos de hacer los cambios necesarios para mejorar nuestros cuidados al respecto.

 

Es la ignorancia y la incapacidad de redireccionar nuestros actos, lo que propicia el surgimiento y la permanencia de las principales enfermedades crónicas como la hipertensión arterial y la Diabetes mellitus tipo 2, la malnutrición, por mencionar algunas, junto a otros factores agravantes.

 

Nuestro organismo tiene innumerables formas de avisarnos sobre sus necesidades fisiológicas y algunas otras patológicas, con la finalidad de orientarnos hacia alguna solución, tales señales son conocidas como “síntomas” y “signos” que percibidos y analizados adecuadamente nos ayudan a establecer las respectivas soluciones.

 

Para la verdadera adopción de una filosofía basada en el bienestar es importante un crecimiento palpable desde el pensamiento hasta los actos, de tal forma que lleguemos a la comprensión de que son los estados de ignorancia y de inflexibilidad cognitiva (o grado de terquedad) lo que nos imposibilita responsabilizarnos de nosotros mismos, es decir, la pobreza mental no nos permite ser los principales custodios de nuestra salud, en este caso física, y nos hace creer que son los médicos, los nutriólogos, psicólogos, enfermeros y demás profesionistas de la salud, los que deben velar por nuestro bienestar, cuando la salud y bienestar son responsabilidad
de cada persona respecto a su ser, desde luego que es más fácil, aunque absurdo, querer que otros resuelvan aquello que personalmente pudimos prevenir y evitar.

 

Percibir nuestro cuerpo y atenderlo significa que, cuando nuestro organismo siente sed le resolvemos su necesidad bebiendo agua evitando posponerlo o supliendo el consumo de agua por un placer agregado como las bebidas endulzadas; cuando mi organismo envía señales de hambre o necesidad de descanso, le atiendo consumiendo alimentos balanceados nutricionalmente y tomando un respecto descanso respetando el ritmo biológico del sueño, en lugar de prolongar la solución con el consumo de sustancias estimulantes como el café, independientemente de los beneficios que en condiciones normales represente. Conocernos y atender nuestro organismo nos lleva a responsabilizarnos por nuestros estados de distrés y resolverlos en lugar de taparlos o evadirlos para empeorarlos con la adopción de hábitos dañinos.

 

Un simple pero grandioso inicio en la búsqueda de bienestar desde el cuidado de nuestro cuerpo lo lograremos con dos simples acciones: Descansar de 6 a 8 hrs por la noche y de ser posible tomar una siesta de por la tarde de 60 a 90 minutos, y tomar 5 alimentos al día, de los cuales dos son colaciones a base de frutas o verduras, además de tres comidas balanceadas nutricionalmente dependiendo los requerimientos individuales según el tipo de actividad desempeñada de cada persona, cuidando incluir proteínas adecuadamente y no exceder los azúcares, además de dar
prioridad al consumo de agua sobre cualquier otra bebida. Una vez logremos estos objetivos podremos avanzar al siguiente paso.

 

Esperando contribuir en tu bienestar

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