Inicio » OPINIÓN » Opinión || José Carmelo Zavala Álvarez

Opinión || José Carmelo Zavala Álvarez

by José Carmelo Zavala

La calidad de aire es un tema de preocupación por su impacto directo y rápido en la salud, puesto que podemos vivir unos días sin beber agua, pero tan solo unos minutos sin respirar y lo grave es que en algunas oficinas o casas puede haber hasta 10 o 20 veces más contaminantes que en la calle.

 

Por lo regular, sólo se mide el aire en el ambiente, con estaciones que monitorean la contaminación que provocan las emisiones de los carros e industrias, pero falta atender la calidad del aire en los interiores.

 

Me refiero no solo a las casas, sino a oficinas, talleres y estéticas que además tienen regulaciones laborales asociadas al tipo de operación o riesgo, pues no es raro tener mayor concentración de Compuestos Volátiles Orgánicos (COV) en interiores que en la calle.

 

Los habitantes en las ciudades pasan aproximadamente 20 horas al día en interiores y tan solo 4 al aire libre, por ello la calidad del aire en edificios, casas-habitación y lugares de trabajo es indispensable para evitar enfermedades respiratorias, ya que los Compuestos Volátiles Orgánicos en altas concentraciones pueden ser fatales para la salud.

 

Como ejemplo están las estéticas, donde existen tintes, barnices, pintura para uñas y otros solventes; en talleres se encuentran adhesivos y pegamentos, limpiadores, secantes, lacas, pinturas; en imprentas las soluciones para fotografía, así como desengrasantes; todo esto puede generar atmósferas en interiores y lo mismo ocurre en los hogares.

 

Los hongos, no son extraños en paredes de interiores que guardan humedad, estos microorganismos se reproducen mediante esporas que se convierten en un polvo muy fino, causando alergias y enfermedades, así el interior de casas puede ser más favorable para la reproducción de microorganismos que la calle.

 

Tampoco es positivo no tener un sistema de ventilación adecuado en la calefacción de agua o aire, porque las emisiones de monóxido o dióxido pueden ser tóxicas y el simple desplazamiento parcial de oxígeno puede causar hasta la muerte.

 

Apenas una pequeña modificación en la concentración de oxígeno causa somnolencia y la muerte puede llegar silenciosa, como al desangrarse; en cambio, subir la concentración de oxígeno en el aire, más de 21 por ciento, que es lo normal, te mantiene activo y despierto, como se acostumbra en casinos para mantener a la gente sin cansancio

 

Para mejorar la calidad del aire en interiores suele buscarse una buena ventilación y el control de fuentes contaminantes, pero estudios afirman que el papel sanitario usado y acumulado en botes es casi igual que defecar al aire libre, al generar microorganismos, soltar partículas y convertirse en polvo que llega a las vías respiratorias.

 

Otros estudios, advirtió, refieren que la turbulencia de la descarga de agua del retrete y el secado de las manos con aire se convierten en distribuidores de microorganismos; otros riesgos en los baños ocurren durante la limpieza, pues la mezcla de pinosol y ácido muriático puede generar cloro gas, que es un tóxico mortal.

 

Como ejemplo, el médico que pregunta a una campesina de 80 años si fumó toda su vida, para intentar explicar la fibrosis pulmonar por la que muere lentamente, pues la rigidez de los pulmones no permite su expansión y limita la transferencia de oxígeno; ella dice que no, pero que ha cocinado con leña media vida; “señora, es como si hubiera fumado dos vidas”, responde el médico a la mujer, que murió pocos meses después.

 

Seguramente aún no existe ninguna Norma Oficial Mexicana (NOM) que regule y proteja a quien cocina en el campo mexicano, señaló el experto ambiental egresado del Programa Internacional LEAD, que en México tiene su sede en el Colegio de México bajo el nombre de Programa de Estudios Avanzados en Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable.

 

Hay otros químicos y materiales que pueden ser mortales al estar en convivencia constante, como el asbesto, que son fibras muy finas usadas en muchas construcciones, pero al paso del tiempo se despostillan y pueden traer problemas respiratorios; asimismo, el radón, un gas radioactivo de origen natural que tiende a concentrarse en interiores.

 

La Organización Mundial de la Salud estima que los casos de cáncer de pulmón a nivel nacional son atribuibles al radón en un 3 o hasta un 14 por ciento, según la concentración media nacional de radón y donde predomina más el consumo de tabaco.

 

Tras estudios del mexicano Mario Molina en 1974, Premio Nobel de Química en 1995, se creó el llamado Protocolo de Montreal; hoy el hoyo de ozono en la atmósfera se está cerrando, un caso de éxito por la respuesta tecnológica y política de la humanidad.

 

Hay dos tipos de ozono, uno “bueno” en la capa alta de la atmósfera, el cual filtra los rayos ultravioletas que causan ceguera y cáncer en la piel; agregó que este ozono lo destruyen, por ejemplo, los clorofluorocarbonos, organobromados y el gas metano.

 

En la capa baja de la atmósfera donde vivimos, hay ozono bueno y malo; el bueno generado por descargas eléctricas al purificar aire o destruir malos olores, como en el Servicio Médico Forense; mantener cuartos libres de microorganismos, como en cervecerías, hospitales y laboratorios, y al desinfectar agua o tratar aguas residuales.

 

El ozono “malo”, se genera como contaminante secundario de la combustión de los carros, dado que el oxígeno reacciona con los óxidos de Nitrógeno (NOx) y, en el caso de los interiores, ocurre algo similar con las máquinas de fotocopiado.

 

Finalmente, reitero que es vital el cuidado del aire en interiores para tener la certeza de que en los lugares donde pasamos muchas horas del día y de la vida nos encontramos a salvo de enfermedades prevenibles, especialmente los niños y personas de la tercera edad.

 

También te puede interesar