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Opinión || Jesús Monje Benítez

by Redacción

La ruta hacia el Bienestar (1ª de 7 consideraciones)

El Bienestar humano va más allá de un concepto estandarizado o una forma subjetiva de ver la realidad. Es el estado resultante de un estilo de vida integrado por múltiples hábitos positivos capaces de armonizar las dimensiones físicas, emocionales y mentales entre otras, con el fin de lograr la funcionalidad de nuestra vida, de tal forma que exista una destacable satisfacción ante la toma de decisiones, la ejecución de comportamientos y el alcance de resultados.

En esta ocasión describo la primera de 7 consideraciones necesarias para toda persona que ha tomado la decisión de adoptar un nuevo estilo de vida basado en el bienestar y direccionado hacia la conciencia.

1. Entre mayor la presura, menor el disfrute.

Aunque esta frase puede aplicarse a una variedad de contextos, en lo que respecta al
bienestar es primordial diferenciar la actividad en la que se desenvuelve la propia vida, de aquella a la que pertenecen los factores circundantes, pues aunque vinculados estén a nosotros es inadecuado y riesgoso, por ejemplo, replicar el ritmo de una empresa a los aspectos biológicos de una persona, pues mientras que la primera puede tener una actividad acelerada y continua, el ser humano requiere distintas formas de acción y relajación, tanto para su supervivencia como para su conservación, y aunque semejantes sean los objetivos, distintas son las formas de alcanzarlos.

Tener presente lo anterior, nos permite distinguir entre las distintas áreas que nos
involucran a diario, para poder ajustar el comportamiento de manera funcional en cada una de estas situaciones, sean laborales, familiares, comunitarias, de pareja, por mencionar algunas.

Es importante comprender que el ritmo global derivado del actual sistema económico y las tendencias sociales urbanas, catalogan y polarizan los estados humanos en “ganadores” y “perdedores”, los primeros vinculados al concepto de “éxito” predominante en el colectivo, y el segundo al de “fracaso”. Esta tendencia potencializa la naturaleza de competencia y la necesidad de logro entre las personas, de tal manera que disminuye el punto de enfoque hacia un solo objetivo, descuidando los demás, por ejemplo, competir contra muchos otros por alguna oportunidad prometedora del éxito anhelado, conlleva estados de ansiedad y estrés cuando no tenemos una ventaja considerable sobre los demás contrincantes, lo cual
nos lleva a un aumento de la actividad centrada en ese objetivo específico y generalmente abandonando aquellos biológicos fundamentales como el descanso, la alimentación, la recreación, la relajación, por mencionar algunos.

De esa forma creamos incluso pensamientos que justifican tanto nuestras prioridades como los alarmantes descuidos. Sucede así por ejemplo en el mundo laboral, empresarial y académico, donde la salud deja de ser prioridad y la necesidad de logro se desvirtúa, lo cual de ninguna forma permitirá los estados de bienestar en dicho periodo o proceso.

Es muy distinta la fruición derivada por el cumplimiento de metas y éxitos alcanzados, de aquella satisfacción producto de los estados de bienestar. Ambos tienen su valor, pero el segundo conlleva la capacidad de disfrutar tanto el proceso como el resultado, y para lograrlo se requiere marcar un ritmo que incluya de manera considerable momentos de quietud, adecuado manejo y afrontamiento del estrés que tanto ha lacerado la vida del ser humano en las diversas áreas de desempeño, y que en México se ha tornado alarmante.

Te invito a recuperar el control de tus actividades diarias para mantener relaciones
funcionales, maneja distintos ritmos de la mismas acordes a cada situación, de lo contrario la inercia de la actividad social y global regirán no sólo en tu trabajo y salud, sino en cada terreno donde esté vinculada tu vida.

Esperando contribuir a tu bienestar, te espero en este espacio para dar continuidad a las siguientes 6 consideraciones.

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