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LA NOCHE DE LOS NAHUALES || Benjamín M. Ramírez

by Benjamín M Ramírez

A estas alturas, la mayoría de los actores de alto nivel, incluyendo las cúpulas partidistas, eclesiales y no gubernamentales estarán realizando serios análisis de los resultados electorales allende al primero de julio a estas fechas.

 

Lo mismo ha de pasar con los equipos de las selecciones nacionales que participaron en la fenecida copa del mundo celebrada en Rusia. Ganadores y perdedores deben realizar un acucioso y minucioso análisis de la actuación de cada una de las escuadras y sus resultados; obligados, pues, a realizar su famoso FODA: fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas.

 

Cualquiera que desee triunfar en esta vida o en la otra —me acuso ateo— debe ejecutarla sin cortapisas las que sean necesarias.

 

El exceso de confianza es mala consejera.

 

¿Por qué los resultados en el EDOMEX, en las pasadas elecciones, no coincidieron con la elección a gobernador, en esa entidad que se creyó era el laboratorio electoral para el PRI con miras a la madre de todas las  elecciones? ¿Cuáles fueron los errores que no se sopesaron o no se invirtieron en el crisol de los electores? ¿Fueron obviadas las oportunidades y las amenazas? ¿Se ufanaron de las fortalezas que les brindaba un electorado sumiso y sumido en la pobreza, en la postración y la veleidad de su status quo?

 

En el ámbito futbolero, en la reciente apoteosis del campeonato mundial de futbol, las “grandes” selecciones, favoritas para alzarse con la copa del mundo, quedaron rezagadas: una vanidosa selección brasileña, una egocéntrica escuadra argentina, una animosa España, la caprichosa Portugal, un confiado conjunto alemán; todos ellos se fueron sin jugar el último partido. Amén del equipo mexicano que gana más haciendo sándwich, promocionando pan blanco, que jugando al balompié.

 

Remontar, una vez más, desde abajo, con el peso de la maldición de Sísifo, cuyo castigo eterno lo lleva a empujar “su roca” hasta la cima de la montaña y cuando cree que logra su cometido, la piedra regresa a su punto de partida, en un eterno retorno, en un castigo sin fin.

 

Supongamos que la escuadra de la flor de lis se acurrucara en una política xenofóbica que impidiera jugar al 80 por ciento del conjunto francés en la reciente copa mundial de futbol. ¿Serían hoy los actuales campeones del mundo? Por supuesto que no.

 

Fue la inclusión, la integración de las etnias provenientes del continente negro los que personificaron el triunfo de los galos, —que ya se constituye en una sociedad mayor—, en la senectud, y la sangre de color ha inyectado nuevos aires para retomar una política migratoria que permita, en primer lugar, ofrecer las mismas oportunidades a inmigrantes y ciudadanos galos; en segundo lugar, favorecer a los que buscan nuevos horizontes circunstancias de tal modo que su inclusión, tolerancia y libertad sea una realidad en el país de la democracia, las libertades y de la justicia.

Y hablando de justicia, la humana tranquilidad hace que los integrantes, ministros y jueces del Poder Judicial de la Federación, se muestren reacios a interponer el interés superior de la nación como punto de partida para refutar el ganar menos que el presidente de la República, a partir del propósito manifestado en la intención de principio del virtual presidente electo.

 

Así lo manifestó Luis María Aguilar, Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, SCJN:

 

«La independencia de los jueces no depende únicamente del recto actual (sic) y convicciones propias de los juzgadores, sino que está enmarcada en las condiciones favorables que lo permitan; no sólo facilitándoles su trabajo, sino dándoles la necesaria seguridad de que serán respetados en sus decisiones, en su permanencia en el cargo, en su integridad personal, en tener remuneraciones y condiciones de retiro razonables y dignas, que le permitan tener la humana tranquilidad para reflexionar sus análisis y decisiones, sin presiones, ni internas, ni externas, que doblen la vara de la justicia» (SÁNCHEZ, 2018)

 

Sin que exista a modo, jurisprudencia alguna, que acote el interés superior de la Nación respecto a los salarios del Poder Judicial de la Federación, habría que corroborar lo siguiente:

 

IMPORTANCIA TRASCENDENTE PARA EL INTERES NACIONAL. DISTINCIÓN ENTRE EL INTERÉS PÚBLICO Y EL INTERÉS SUPERIOR DE LA NACIÓN.

 

Si bien pudiera afirmarse que en todos aquellos juicios ordinarios en que la Federación es parte, existen en conflicto intereses de la nación, no todos los casos tienen importancia “trascendente” para los intereses de la misma, existiendo aquel tipo de negocios en que la Federación es parte y no son afectados los intereses superiores de la nación, y aquellos otros en que el interés de la nación que se ve afectado es considerado de mayor importancia y que son los calificados por la ley como de “importancia trascendente para los intereses de la nación”. Existen, pues, asuntos que trascienden al interés superior de la nación que son aquellos que afectan, en último análisis, al interés mismo de la colectividad y otros que sólo afectan al interés público, sin que se estime que son de importancia trascendente.

 

No quisiera concluir sin preguntarle al ministro Luis María Aguilar, ¿Cuál es el concepto de “Humana Tranquilidad” en el pobre que en su día a día recorre un afanoso camino para conseguir el pan? ¿Humana tranquilidad para que sin presiones, ni internas ni externas, pueda doblar su raquítico salario para completar, en estos días, —y con apremio—, la cooperación forzada a través de la sociedad de padres de familia, para la compra de los útiles escolares, —en una lista interminable de artículos—, para la adquisición de los inconstitucionales «uniformes», de la ropa deportiva, de los zapatos y tenis con determinadas características, de adquirir todo lo solicitado con un solo proveedor?

 

¿Humana tranquilidad? Cuando la seguridad ha soltado la mano de la justicia, cuando son los buenos los que se auto-recluyen.

 

¿De qué color es la derrota? Lo más seguro, no es de color negro.

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