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Opinión || Iván Márquez

by Redacción

De rituales, tradiciones y otras aberraciones.

 

El problema con las tradiciones, es que en algunos casos continúan perpetuando aberraciones que nos denigran como género, exponiéndonos a nivel mundial como un clan de barbaros que aun  ve en el sacrificio de animales y ofrendas de sangre la única manera de complacer a los dioses para obtener su benevolencia.

 

Protegidas por leyes que solo velan por los intereses de quienes se benefician económicamente se les denomina patrimonio cultural, herencia o legado y paradójicamente hay quienes incluso se sienten orgullosos de que en pleno siglo XXI continúen estas prácticas.

–Le da reconocimiento mundial a nuestro pueblo- dicen algunos ilusos.

–Les da envidia porque nosotros si somos cultos-, se defienden enardecidamente otros al ser cuestionados si no se dan cuenta que más que orgullo es vergüenza lo que deberían de sentir.

 

La sociedad siempre está en  constante cambio con tendencia evolutiva a medida que aprendemos sobre el respeto a la vida e integridad del prójimo independientemente de la especie, si bien los animales aún no logran ser sujetos de derecho legalmente hablando, si comienzan a ser reconocidos como sujetos de consideración moral y por ende a ser protegidos evitándoles sufrimiento innecesario para diversión de algunas personas renuentes al progreso moral.

 

La totalidad de las tradiciones en las que se involucran animales para ser torturados hasta su muerte no son más que métodos utilizados por la religión y el gobierno para el control de masas, válvulas de escape que permiten que la ira del pueblo se vierta contra seres incapaces de defenderse y no contra ellos, indicadores que les permitan identificar el grado de ignorancia y así poder seguir manipulando, pues como bien dicen al pueblo pan y circo…¿o debería decir alcohol y circo?.

 

No tenemos que sentirnos desnudos a medida que evolucionamos y vamos en el proceso perdiéndole el gusto a ciertas prácticas que implican una confrontación directa con los nuevos valores adquiridos.

 

 

Tampoco significa una pérdida de identidad, el pueblo no dejara de ser pintoresco o patrimonio cultural si dejamos de embriagarnos y obligar a los toros a cruzar un rio agitado para después maltratarlos por las calles en espera de que embistan como en Tlacotalpan; tampoco si dejamos de meter animales a piñatas para molerlos a palos en un ritual de sangre y muerte como en Yucatán; y la tauromaquia…..¡Bueno a esos pobres taurinos ni cómo ayudarlos!

 

Para sentirnos mejor les platicare de la memética que es un acercamiento a la propuesta de evolución de transferencia de información cultural basada en el concepto del meme; contrario a lo que conocemos y de acuerdo con Richard Dawkins, el meme es un término utilizado para describir una unidad de evolución cultural humana análoga a los genes cuya replicación también ocurre en la cultura aunque en un sentido diferente.

 

Es como una unidad de información alojada en el cerebro que muta y es capaz de propagarse y  por residir en la ideósfera, al contacto con las ideas de otra persona es el modo natural como los incorporamos.

 

En otras palabra, la cultura como tal es un cumulo de información transferida que debe competir con otra información alojada en nuestro cerebro para determinar su importancia y por lo tanto su permanencia en el mismo, a medida que evolucionamos moralmente y aprendemos de otras culturas, lo que antes nos parecía importante y característico de identidad, ahora ya no lo es tanto, así es como se abren paso a nuevas culturas que si bien a veces no las comprendemos del todo no significa que no existan y se hayan ganado su permanencia desplazando a otras.

 

Un ejemplo de ellas y para que me entiendan mejor es la denominada narco cultura por nombrar alguna, podremos estar de acuerdo con ella o no pero aquí esta, corridos, vestimenta, modismos de lenguaje y otras características la conforman.

 

En resumen, antes podrá haber sido divertido y justificado torturar animales con fines religiosos, culturales o educativos pero ahora ha quedado fuera del contexto moral contemporáneo, perdió fuerza e interés a medida que nos incorporamos como sociedad a este proceso evolutivo de expansión y desarrollo de conciencia, rigiéndonos por nuevos valores universales haciéndonos voltear atrás solo para avergonzarnos y anhelar que todo ese sufrimiento generado quede pronto en el olvido y como un capítulo cerrado de nuestra historia unificándonos compasivamente.

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