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Enrique, en el país que no se mueve. Militarización educativa Todos los hombres de Meade

by Redacción tijuanaenlinea

Notorio es el esfuerzo que realiza el gobierno federal por posicionar los logros y alcances de este sexenio encabezado por su titular, el presidente de la República, Enrique Peña Nieto. Esto se verá reflejado con el informe presidencial del 1 de septiembre. Atrás quedaron los discursos elocuentes y eternos del gobernante en turno que henchía al auditorio, tanto en televisión como en radio, de peroratas inacabables sobre el estado que guarda la administración pública.

 

Recuerdo que en mi pueblo, aún bicicletero, algunos paisanos me comentarán que la ciudad heroica se ha transformado porque ya cuenta con un semáforo que unas veces no funciona y otras tampoco; y que se ha equipado con puentes peatonales en los principales puntos conflictivos del tránsito vehicular.

 

Este punto no es la cuestión.

 

Lo comento porque no deja de estar en el anecdotario de mi terruño que es gobernado desde siempre por las mismas familias de antaño. Unos se han perpetuado, así como el párroco ya fallecido, y otro que ha querido perpetuarse habiendo sido párroco. Así, a lo largo del chorizo veracruzano, —solamente unas cuantas familias gobiernan los 212 municipios, lo mismo que desde Tijuana a Tapachula.

 

La cuestión central, de este punto es que el alcalde en turno, acondicionaba el parque central, que hoy luce transformado, con arcos donde se puede “echar reja” como dicen en mi querido San Francisco del Rincón, Guanajuato: “andar de novios” o, en la propia Tijuana: “andar quedando” —así pasen seis meses o años de cortejo—. Y se organizaba de tal forma para el informe presidencial que se instalaban altoparlantes para que el pueblo entero se enterara de las bondades y hazañas del héroe nacional, cuya voz se podía escuchar a través de las bocinas instaladas exprofeso a cientos de metros.

 

Lo interesante de lo que aquí narro es que, salvo opinión de mis paisanos, el informe presidencial se escuchaba con tal atención como si el mismísimo Dios le hablara al oído a los congregados en la plancha del parque central y sus alrededores. Una suerte de buen augurio aunque fuera un discurso soso, pueril y sin significado para los pobladores de un terruño dedicado a la agricultura, empleadores de la estaca, la coa y el machete acapulqueño, cuyos pies se hundían hasta la rodilla en el lodo para llegar a sus parcelas de monocultivo.

 

Era un acto casi religioso y divino escuchar el informe del titular del ejecutivo. La mayoría de los campesinos y ejidatarios afiliados a la CNC, filial del PRI, ponían atención al pregón presidencial, aplaudiendo cuando los comisionados les exhortaban a hacerlo. Lo más significativo del evento, aparte de ser un día feriado —aquí no le veo el sentido puesto que la mayoría era gente del campo—, se disfrutaba de un día sin clases habiendo apenas iniciado el ciclo escolar, se saboreaba una deliciosa barbacoa, producto de la magnanimidad del presidente — el municipal—, no el de la República —a él sólo se le podía apreciar en fotos—. El único que ha llegado a “pisar” mi pueblo es Vicente Fox cuando andaba con sus amigos, de esos que te hacen llegar a la presidencia. A Zedillo se le pudo ver sólo en el aeropuerto.

 

Con la democracia y la alternancia del poder, esta tradición de la barbacoa en el “tapallehui”, fiesta que se celebra después del “tequio” —trabajo comunitario— (el tapallehui, así como el tequio han ido perdiendo vigencia a partir de las pequeñas gotas de modernidad instaladas en mi pueblo) se fueron esfumando, así como la retahílas de mentiras vertidas en cualquier informe oficial.

 

Salvo la opinión de usted, amable lector, la situación del país no está diseñada para echar las campanas al vuelo. La incidencia delictiva contrasta con los augurios que los jilgueros del poder —esos que ante la más leve sonrisa del presidente emiten un boletín oficial—, presentan ante todos los medios de que “el estado que guarda la nación” es de “paz y tranquilidad”, “ha aumentado el empleo”, “ha disminuido el nivel de pobreza”, “el consumo interno ha subido hasta el 37%”. Son cifras maquilladas; si consideramos los más de 55.3 millones de pobres presentados en el informe de 2014: un país que no se mueve.

 

Las cifras nunca cuadran con la realidad. Por un lado, las oficiales que auguran un mejor porvenir. Esto no se vislumbra en el ánimo de miles de mexicanos que día a día pierden su empleo con un raquítico salario o del joven que no cuenta con las herramientas necesarias para hacerle frente a la realidad, con una competencia desleal e inhumana al no encontrar una oportunidad de desarrollo. Enrique gobierna un país que no se mueve.

 

En otro tema, el hecho de que en el estado de Baja California se construya la primera preparatoria militarizada, —los jóvenes recibirán instrucción académica civil y por la tarde recibirán adiestramiento militar, incluyendo el uso de armas—, ha significado un parteaguas en el ámbito educativo. Aunado a ello, los egresados de esta preparatoria de corte militar, me recuerda a Vargas Llosa y —“La ciudad y los perros”—, podrán aspirar libremente a las instituciones del nivel superior de las fuerzas castrenses.

 

¿Será el inicio de una militarización de las aulas escolares, incipiente de una dictadura a futuro? Regresarán el “Jaguar” y los “imaginarias” del peruano Vargas Llosa.

 

En asuntos menos domésticos, todo apunta que el presidenciable es Meade en virtud de la cargada que ha realizado la CNC en los últimos días. Sin embargo, lo gestionado de las acciones “equivocadas” al titular de la SEP, lo posicionan en las redes sociales. Desde el “ler” por “leer” y “astróloga”  por “astrónoma”. Esperemos más exabruptos del tecnócrata Nuño.  Un poco apagado se notan Narro y el de Bucarelli.

 

Con lo que ha dicho el nuevo jeque petrolero Fox, al igual que su vocero, no pasó ni pasa de ser sólo un bocón institucionalizado. Aquel que presentó en su primer spot un “Todos somos México, todos juntos… arriba, México. Mira que ya amaneció”, se le olvidaron las promesas de campaña en cada prozac ingerido.

 

Al igual que en 2000, con un informe de actores profesionales, el actual titular del ejecutivo pretende aderezar, en su discurso oficial, una realidad que sabe a corrupción, a cinismo, a desapariciones, injusticias y miedo, y lo que es peor, a desesperanza.


Benjamín M. Ramírez.

Es profesor de Educación media Superior. Candidato a Maestro por la Universidad Pedagógica Nacional, UPN. Cuenta con una amplia trayectoria como profesor universitario. Ha sido profesor de Opinión Pública y Propaganda. Posee con una especialidad en Filosofía. Colabora esporádicamente en algunos medios regionales del sur de Veracruz. Ha sido corresponsal en Radio en su natal Veracruz. Es experto en temas electorales y propaganda.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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