Inicio » OPINIÓN » Los pecados de Norberto Rivera

Los pecados de Norberto Rivera

by Redacción tijuanaenlinea

LA NOCHE DE LOS NAHUALES

Benjamín M. Ramírez

Los pecados de Norberto Rivera.- Delitos de cuello clerical con olor a incienso. El abuso sexual: entre el confesionario y la sacristía.

Debo confesarles, penitencia de por medio, que para esta entrega he tenido que retirarme al desierto y conversar con el mismo Satanás, sin esperar a cambio que los ángeles del Señor puedan iluminar y guiar la línea de ideas de lo que a continuación he de sostener en las siguientes afirmaciones.

Hasta hoy no he encontrado novela o película alguna con la que pudiera dar pie al inicio de esta entrega porque la realidad supera la ficción.

La lista se antoja interminable: Los hijos de la calle, El crimen del padre Amaro, Primera Plana (Spotlight), Agnus Dei, Obediencia Perfecta, Mea Culpa, «Espinas»  India`s Daughter, Daughter of Mother India, Muda Venganza, Secretos de Estado «The Whistleblower» , Los Niños de San Vicente, Actos privados (Priest)…

Incluso “La raíz del miedo”, con Richard Gere en el papel protagónico, no puede reflejar lo que sucede, sacristía y confesionario de por medio, al interior de los círculos eclesiásticos, en todas las denominaciones religiosas, en sus diferentes advocaciones, con sus diferentes carismas, bajo una misma flaqueza, la debilidad por los más pequeños, frágiles e indefensos: los niños.

No describo, estimado lector, la imagen idílica de un país exótico en donde la práctica del turismo sexual infantil se vende hasta por catálogo, ni el inframundo de la web, o de cualquier otra índole de fetichismo, filia o curiosidad. No es el Brasil con sus favelas, ni la India con sus cinturones de miseria en Calcuta o Delhi, ni la ciudad de México, Valle de Chalco o Ciudad Neza. En los barrios pobres de cualquier nación africana o los burdeles de lujo legales en Holanda.

Tampoco relato sobre los parajes lúgubres de las pensiones de tráiler en las carreteras del sureste mexicano, ni el círculo familiar, ni de las colonias de Ecatepec en el EDOMEX, en donde se registran el mayor número de violaciones en contra menores de edad, principalmente mujeres.

Como el caso de Valeria, que a todos, absolutamente a todos nos debería llenar de vergüenza el no exigir ni demandar a las autoridades, no leyes, no penas impagables, sino la aplicación irrestricta del estado de derecho y esa, es una deuda impagable que nadie podrá pagar ni endosar.

 

Se lo debemos a Valeria. Y en Valeria, a todas las mujeres.

 

Y si usted ha leído las novelas de Marqués de Sade, no traigo a la memoria los pasajes de Justina o Julieta, en donde los actores principales de las aberraciones sexuales son personajes purpurados o eclesiásticos.

Tampoco narro los casos de la época más obscura al interior de la iglesia Católica, si es que no hay o no habrá otra: el reinado del papa Julio II y los temibles Borgias.

Si las cifras que el Doctor Jorge Octavio Maldonado Nodal, expone en su libro “Expediente Psiquiátrico, casos clínicos verdaderos, de 16,000 casos de violación y abuso sexual son ciertas deberá percatarse que se cometen 43 trasgresiones de esta naturaleza al día, casi dos agresiones por hora.

Las cifras de la ON, citadas por Lydia Cacho, son más alarmantes. Cada 18 segundos, a nivel mundial, una mujer es víctima de agresión sexual. Éstas, son cifras que deberían encender los botones de pánico.

Lo anterior no sería relevante si en los círculos eclesiásticos no se solapara la pederastia clerical, y más, los encubiertos por los príncipes de la iglesia.

Así como lo refiere la película “Stati buoni se potete”, (“Sean buenos sí pueden”)  «a la larga la frase característica de los padres del Oratorio»  de Don Filippo Neri. En esta cinta el cardenal Carlos Borromeo,  sin entrar en tantos detalles, menciona los casos “antinaturales” propias de la iglesia católica; o de la fiereza del papa Sixto contra los que incurren en algún tipo de ilícito, ante las debilidades “de la carne”, ese “Papa Sixto que no perdona ni a Cristo”.

Mientras más cariñoso es el pastor mayor es el peligro de que se convierta en el lobo feroz revestido de palio, sotana y casulla.

He tenido la oportunidad de conocer a los dos últimos cardenales primados, titulares de la sede apostólica en la Arquidiócesis de México y de estar muy cerca de determinados círculos eclesiásticos para indagar algunos de los grandes crímenes que se cometen con el pretexto de “la voluntad de Dios”.

Sin enfocarme en primera línea con Don Norberto Rivera quiero destacar el hecho de los cinco sacerdotes que fueron denunciados, en su momento, como presuntos pederastas en la Arquidiócesis de Tijuana, y que estuvieron cobijados bajo el manto de la comprensión de “seres humanos”, “débiles mortales”, y de forma tácita protegidos por el que fuera el titular del palacio arzobispal, Don Rafael Romo Muñoz, a quienes sus detractores acusan una situación grave de alcoholismo.

La penalidad máxima para los clérigos, en caso de ser encontrados culpables sería suspensión “a divinis”, el no ejercicio del ministerio sacerdotal y, en muy pocos casos, la cárcel.

Este hecho tampoco sería tan relevante si en la Arquidiócesis metropolitana no se suscitará una denuncia penal por el delito de despojo a quien fuera conocido como el padre “Rebelde”, el padre Raymundo Figueroa, que fuera denunciado ante instancias federales por los presuntos delitos cometidos en contra de las alcancías de la arquidiócesis de Tijuana —delitos de violación de la Ley General de Bienes Nacionales—, no se puede explicar de otro modo.

 

La pregunta, siempre obligada es:

 

  1. ¿Por qué el arzobispado no actuó con tanta celeridad ante los casos de pederastia de cinco de sus sacerdotes involucrados?
  2. ¿Dudó de las víctimas por los hechos denunciados, como siempre ocurre ante los casos de abuso sexual? —No te van a creer.
  3. ¿Protegió la institucionalidad antes que la legalidad?
  4. ¿Tuvo temor de que se abriera la “Caja de Pandora”?
  5. ¿Existe un mayor número de casos de abuso sexual que involucre al presbiterio?
  6. ¿Habrá consultado con el arzobispo primado de México, Don Norberto Rivera Carrera, sobre la situación registrada en su demarcación eclesiástica?
  7. ¿Los sacerdotes involucrados conocían de antemano otras debilidades de su superior jerárquico y se devolvieron favores?
  8. ¿Dónde quedó la “Tolerancia Cero” pregonado por el Papa Francisco?
  9. ¿Se involucró la Santa Sede ante una situación de índole doméstica?
  10. ¿Incurrió en alguna responsabilidad penal el ex­-jerarca de la arquidiócesis de Tijuana al favorecer a los integrantes de su comunidad clerical?
  11. ¿Sólo fueron los sacerdotes involucrados, los únicos que han incurrido en este tipo de ilícitos?
  12. ¿Los alcanzará el brazo de la justicia que no sólo anda ciega sino cuadripléjica?
  13. ¿Cuál es la postura de la Conferencia del Episcopado Mexicano, CEM, ante los presuntos delitos de pederastias cometidos en territorio nacional?

 

Para abundar más en estas conjeturas hago referencia a la obra de Gerbino Paola, “L’ABUSO SESSUALE DEI MINORI NELLA STORIA” (Paola Gerbino, en Rassegna italiana di criminología, Giuffré Editore, Milano, 2004,  págs. 75-94) que aborda una impresionante cronología de la evolución del abuso sexual y la connotación que tiene como un delito hasta nuestros días.

Detalle de por medio, con datos muy crudos, el abogado subraya la evolución del abuso sexual, su concepción dentro de la sociedad misma y el castigo que conlleva este hecho una vez que determinadas acciones fueran tipificados como delito.

Se vislumbra en la obra de Gerbino Paola que el espectro del abuso sexual presentado a través de los siglos no ha variado en sus características, ni en su castigo dentro de la sociedad y en las instituciones que la conforman.

Hoy me detendré en dos elementos claves en la perpetración del delito mismo, sin definirlo como tal, sin entrar en elementos legaloides, pero sí en las causas que la propician y la ignoran: la familia y la iglesia.  

Ya habrá tiempo y material suficiente para desahogar el ámbito educativo.

 

“En esta situación de severidad moral y de violencia escondida, el número de demandas por violencia sexual es muy bajo y raras son también las condenas de los culpables (Vigarello, 2001). La opinión pública tiene un fuerte peso sobre la denuncia de la víctima a las autoridades. G. Vigarello presenta un caso en el que los habitantes de Senlis denuncian que “su cura ha sido demandado el 21 de junio de 1791”, luego de haber sido “acusado por dos miembros del Consejo Municipal por haber intentado violentar a una niña. Los habitantes de Senlis motivan su petición de que cesen los abusos hacia el posible violador, subrayando la importancia de la cosa pública, del mantener la paz y la Constitución” (Vigarello, 2001)”.

 

Seguro que ya preguntó sobre la figura de Don Norberto Rivera Carrera, quien hace unos días renunció, según el Derecho Canónico, a la titularidad del arzobispado en la Ciudad de México.

Don Norberto Rivera fue obispo de la Diócesis de Tehuacán, Puebla, antes de ser nombrado por el Vaticano arzobispo primado. Previo a su nominación como purpurado fue designado visitador general de la Santa Sede como visitador apostólico de los seminarios diocesanos y religiosos de México.

Una vez conocida su probable designación como titular de la iglesia en la Ciudad de México empezó su recorrido, una especie de campaña, sin democracia ni elecciones, para que los miembros en todos los ámbitos eclesiásticos tuvieran en él “el padre amoroso” y el “guía espiritual de las almas”.

Siempre ha sido una figura enigmática. No cualquiera, ni queriendo, llega a ser purpurado. No son las ganas, ni los deseos de servicio hacia la feligresía, ni la santidad o el trabajo arduo en favor de los pobres lo que te catapulta hacia el trono cardenalicio.

Tampoco están los mejores —según los tipos de gobierno presentados por Platón en su República—ni los más sabios o inteligentes. Están los que en una devolución paulatina de favores se van acomodando en una interminable cadena de confabulaciones,  de silencios y connivencias. Como si Marqués de Sade fuera el gurú ideal para los tiempos actuales.

 

¿A cuántos y con cuánto protegió Don Norberto a sus sacerdotes pederastas?

 

 

 

 

La figura del sacerdote Nicolás Aguilar, hermano suyo —en Cristo Jesús—, en la diócesis de Tehuacán, de acuerdo con la averiguación previa 3497/997/DRZS y quien fuera acusado por ser responsable de cometer abusos sexuales en contra de 60 menores, niños y niñas, de 11 y 13 años, constituye una sola muestra del panorama de abuso perpetrado contando incluso con la complicidad de las autoridades civiles.

Y si vamos en dirección a la Santa Sede ¿Conoció Su Santidad, Juan Pablo II, los abusos de Marcial Maciel y sus Legionarios de Cristo? ¿Cómo es que esta congregación religiosa, cuyos miembros provienen de las familias más acaudaladas del planeta, pudo permitir esta ola de atrocidades? ¿Guardaron silencio ante el escándalo? ¿Se impuso la santidad o el peso económico de los legionarios ante la Santa Sede? Maciel sólo fue castigado a un “retiro espiritual”.

En comparación con las familias opulentas, las familias humildes ultrajadas por Aguilar en Puebla, —bajo la tutela del “Padre Amoroso”, Rivera—, sin plata de por medio para hacer frente y sostener una demanda en contra de una institución enraizada como la Iglesia, se encuentran en clara desventajas pero con un resultado parecido para estas dos clases sociales distantes en lo económico pero unidas en su desgracia:

 

La institucionalidad antes que la legalidad, antes que la justicia.

 

Porque en la Iglesia, estimado lector, no existe la justicia ni la democracia. Ante ello se anteponen los dones del Espíritu Santo:

Ante la injusticia el perdón. Frente a la soberbia, la humildad. En las ansias de riqueza, el espíritu de pobreza. Ante el ultraje la comprensión. Para la lujuria, la castidad, Contra la ira, la paciencia. El remedio de la pereza, la diligencia. Y para la gula, la templanza; ante la envidia, la caridad. Este último es el mayor de todos.

 

¿Por qué entonces la iglesia, como institución pregona la democracia si de suyo, en ella, no es una práctica recurrente? ¿Por qué pregona castidad?

 

 

 

 

 

Si bien es cierto y reconozco, como argumento ad hominem, tal como lo expresan algunos amigos presbíteros en el sentido de que hace más ruido un avión cuando cae y no se habla de los miles que concluyen con éxito sus viajes. Es cierto, también lo es que si se caen cinco aviones es urgente y demandante revisar la flotilla entera, incluso una renovación de toda la compañía.

 

¿Cómo comprender y hacer propio la “perfecta obediencia” de San Ignacio de Loyola”?

 

 

 

 

¿Cuál será el papel de los padres de familia que no vislumbran el peligro al que pueden estar expuestos sus hijos frente al predicador, ministro, presbítero o catequista pederasta?

 

El acosador sexual actúa como cualquier depredador: sabe escoger a su víctima, la más débil, la que queda atrás, la que guarda silencio. La analiza a detalle, conoce sus debilidades y la invita a guardar silencio bajo el peso de la autoridad o de la amenaza.

Lo que he expresado es sólo una muestra de las grandes componendas que existen al interior de la iglesia sin que esto pueda lesionar la fe auténtica del cristiano comprometido.

Aclaro que tampoco es privativo o un caso de exclusividad en la iglesia católica. Sólo es cuestión de indagar un poco más en este embarazoso asunto.

Actualmente las estadísticas reflejan un déficit de fieles respecto a la grey católica y un aumento en las filas del priismo religioso anquilosado en quienes se denominan “La luz del mundo”, quienes festejan que las filas católicas pierdan adeptos y ellos los acaparan.

Lo pérfido de este grave problema que aqueja a todas las denominaciones religiosas es que incluso, en muy pocas ocasiones las autoridades civiles intervienen con sentencias apegadas a justicia y al derecho.

 

Es hora de vencer a la institucionalidad y revisar el evangelio.

 

En el CALDERO: Ayuntamiento en renta.-

 

La PÓCIMA: Se solicita alcalde y cabildo en renta. Las cruzadas ya fracasaron en su momento. Es hora de pasar del #SEPANTODOS, al  #TEDEMANDAMOSQUECUMPLAS.

 

Benjamín M. Ramírez.

Es profesor de Educación media Superior. Candidato a Maestro por la Universidad Pedagógica Nacional, UPN. Cuenta con una amplia trayectoria como profesor universitario. Ha sido profesor de Opinión Pública y Propaganda. Posee con una especialidad en Filosofía. Colabora esporádicamente en algunos medios regionales del sur de Veracruz. Ha sido corresponsal en Radio en su natal Veracruz. Es experto en temas electorales y propaganda.

 

 

 

 

 

 

 

 



 

También te puede interesar